LIMITACIONES

En mi caminar por esta vida, tuve la oportunidad de trabajar en un «call center» y cada día al entrar al edificio agradecía a Dios la bendición de un trabajo, principalmente donde no se me exigió experiencia en el ramo y donde se me dió la oportunidad de trabajar habiendo superado los cincuenta años.

Recuerdo que siempre pensaba que si mi habilidad de hablar el idioma inglés fuera tan natural como hablar el español, mi lengua nativa, sería imparable, estaría siempre en la cima…..
Una vez más hoy comprendo lo estúpidamente soberbia que fuí.

Ya no trabajo en ese rubro pero le agradezco al Señor la oportunidad que me permitió ver que lo que estaba haciendo era añorar algo que no tenía y en ese afán me estaba perdiendo la oportunidad de ver a Dios en acción a través de mis limitaciones. Pude disfrutar de estar en la cima y sé que fue únicamente por la voluntad de mi Señor. Esa limitación me ayudó a descubrir la grandeza de Dios en mi vida, a vivir en carne propia de cómo en mi debilidad se manifiesta su grandeza y sobre todo a agradecerle de cómo una limitación me mantiene alejada de la soberbia de confiar en mi propio entendimiento en no darle impulso a mi autosuficiencia.

GRACIAS MI SEÑOR POR TANTO AMOR.

EJERCITANDO LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO

Hemos sido inmensamente bendecidos con los dones del Espíritu Santo, muchas veces pensé, erróneamente, que los dones no estaban al alcance de todos y que algunos habían recibido dones que otros no.

Pero ahora, gracias al Espíritu Santo, sé que todos hemos sido bendecidos con sus dones, y cuando gracias a Él comprendí esta grandiosa bendición, comencé, no a pedir para recibir los dones, sino más bien a ser guiada y fortalecida para ejercitarlos, ya que los dones están en mi.

Consciente que en cuanto al don del dominio propio soy sumamente débil, y pidiéndole al Señor me ayude en el fortalecimiento de este don, he llegado a comprender que cualquier oportunidad de luchar con la tentación es una oportunidad de ejercitar el músculo del don de el dominio propio.

Gracias amado Padre y ayúdame a reconocer esas oportunidades y a recordar de llevar puesta tu armadura y después de haber vencido todo: R E S I S T I R

PROVISION ETERNA

Meditando en el milagro de las multiplicaciones de los peces y los panes, en la parte cuando Jesús le dice a Felipe que ellos van a alimentar a todas las personas que se encontraban, específicamente el momento en el que Felipe le dice que no sabe cómo va a hacer para lograr esa hazaña, Jesús le muestra que Él sí sabe cómo y qué va a hacer.

Jesús sabía lo que haría desde la eternidad, me encanta que esperó la confesión, la entrega, el sometimiento de Felipe que sin tanto rodeo le dijo que no sabía cómo hacer.
Es en ese preciso momento en el que reconocemos que sin el Señor no podemos, ni sabemos, en ese momento cuando lo dejamos ser Dios en nuestra vida.

El Señor nos hace sentar cada día sobre verdes pastos y lleva hasta cada uno de nosotros esa provisión que existe desde la eternidad y que existe mucho antes de que la necesidad aparezca.
Por eso cuando, más adelante ve la preocupación de los apóstoles por no llevar pan, los reprende y les recuerda en las dos ocasiones cómo todos nos saciamos y hasta sobras recogimos, cómo una necesidad había sido atendida mucho antes de que existiera.

Cada vez que experimento un asomo de preocupación ante la provisión que no veo, recuerdo esa vez, que tampoco había nada a la vista, recuerdo de las sobras que se recogieron. Y sé que cuento con un pedacito de sobra recogida en el canasto de mi corazón y que ese canasto está lleno de sobras hasta para cada necesidad mucho antes de que exista.

Recuerdo cuando el Señor dijo que se recogieran para que no se perdieran, y así mantengo viva esa orden, para que esas sobras no se estropeen, que no se hechen a perder en el olvido, sino que permanezcan vivas, permitiéndome llenar la necesidad que aún no existe.

¡GRACIAS AMADO SEÑOR!











PENINA

En el libro de 1Samuel en el capítulo 1, 1-8 encontramos la historia de Ana, la madre del profeta Samuel, cómo sufría por ser estéril y cómo oró a Dios derramando su corazón y depositando toda su confianza en el deseo de tener un hijo.


Vivía una situación muy difícil porque el hecho de ser una mujer estéril en su época era una deshonra y además sufría las ofensas de Penina, la otra esposa de Elcana, su marido, quien disfrutaba presionando la herida de no poder tener hijos. Sin embargo su esposo la amaba mucho y le daba lo mejor de lo que tenía. Elcana al ver la tristeza de Ana, se ofrecía a ella diciéndole que él era algo muy bueno para ella, inclusive llegó a decirle que era mejor que diez hijos.

Pienso que también nosotros llevamos en nuestro interior una Penina, que nos impide de disfrutar en su totalidad de cada día, nos impide disfrutar de ese Elcana que Dios ha dispuesta para cada día, ese Elcana que no necesariamente es una persona, ese Elcana que simboliza lo que Dios ha preparado para nosotros cada día.

Esa Penina que llevamos dentro, enfoca todo su esfuerzo en incrementar el peso de nuestras limitaciones enfocándolas en un «hasta aquí puedes» un «ya no hay más paso hacia adelante» y otros enfoques que nos llevan a desanimarnos, a dejar de esforzarnos, a dejar de seguir creyendo. Es una Penina que constantemente nos recuerda los errores pasados enfocándose en que no tenemos más oportunidades.
Pienso en la importancia de que aunque no podemos evitar esa voz dentro de nosotros, tenemos un Dios y Padre amoroso y Todopoderoso, podemos aprender de la persistencia de Ana en la oración y en la espera en el Señor.
Recibió lo que tanto anhelaba y entregó a su hijo a Dios, nosotros también podemos entregar ese hijo, no físico, sino ese hijo que es el triunfo de haber conseguido victoria sobre las tentaciones, el pecado, las malas acciones, los malos deseos y pensamientos.

Ana es un maravilloso ejemplo a seguir, a no desfallecer, a no fijarnos únicamente en la Peninas que llevamos dentro, sino a utilizarlas para ponerlas a la voluntad del Señor.




















LUCHANDO CADA DIA

Cada día enfrentamos luchas contra las tentaciones, Satanás, que ha tenido toda la eternidad para estudiarnos y conocer nuestras carencias, deseos y necesidades, utiliza ese conocer y su paciencia para disparar sus dardos incendiarios.

Satanás dirige nuestra atención hacia una necesidad, hacia un deseo, hacia lo que nos interesa o hacia la carencia que se siente como esa piedrecita dentro del zapato.

Cuando Eva fue tentada, la tentación se presentó en el mismísimo Paraíso, lo tenía todo, menos el fruto del árbol del bien y el mal y fue así como Satanás sembró una semillita, guió su atención a lo que no tenía, y el error de Eva fue comenzar a dialogar con la tentación.
Satanás comenzó con una inocente pregunta ¿Dice Dios que no puedes comer del fruto de los árboles?, a lo que ella contestó que solo de uno no podía comer y así se originó el diálogo de la perdición.

Pienso que algo parecido pasó con Sansón, quien desde un principio comenzó a coquetear con la tentación de lo que no debía hacer, se casó con una mujer pagana y el corto resultado de esa unión terminó en desastre. Luego terminó en los brazos de Dalila y no se apartó ante los intentos malintencionados al averiguar sobre la fuente de su fuerza.

Moraleja: apartar inmediatamente cualquier oportunidad de diálogo con la tentación y huir lo más pronto posible.
















ORACION

«Pídele al Señor que haga de tu vida una gloria para Él, una amenaza para el diablo, una fortaleza para tu iglesia y un testimonio para el mundo.»
FREDERICK P. WOOD

SIRVIENDO EN LA PRUEBA

«Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo. Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación por medio de la consolación que somos consolados por Dios…» 2C0 1, 3-4

Ante esos momentos difíciles por los que paso, meditar este versículo, llena de fuerza mi espíritu, porque además de hacerme recordar que Dios tiene el control absoluto de t o d o
refuerzo también el hecho de que todo en mi vida es lo único que Él permite que pase y que todo lo que llega ya pasó por sus dedos. Todo tiene un propósito y ante esos momentos, sé que serán una oportunidad de empatizar con alguien que necesite un consuelo de una persona que ya pasó por una situación sino igual, similar por la que está pasando.

No es lo mismo decirle a una persona que atraviesa por una enfermedad grave, como por ejemplo un cáncer, decirle que comprendemos por lo que está pasando, sino hemos estado en esa situación. No es lo mismo decirle a una persona que ha perdido un ser querido, que entendemos sus dolor, cuando no hemos perdido a nadie. No es decirle a una persona que atraviesa serios momentos de escasez económica, cuando no hemos tenido que saltarnos alguna comida.

Todo en el maravilloso plan de Dios, tiene un motivo divino. Le pido al Espíritu Santo que me permita permanecer firme en la prueba y tener vivo ese recuerdo con el único afán de que utilice el consuelo que vino del Padre, para llevar ese mismos consuelo a otros.

Enriquezcamos nuestro arsenal de experiencias y pidámosle al Espíritu Santo que escojamos el consuelo propicio para algún hermano necesitado.










SUTILEZA DE LAS TENTACIONES

Hoy vuelvo a escribir sobre las tentaciones.

Cuando le pedía al Espíritu Santo que me librara de las tentaciones, o al recordar cada vez que rezaba el Padre Nuestro » y no nos dejes caer en tentación…» pensaba que ya había logrado la victoria, pensaba que al reconocer una tentación era todo lo que se tenía que hacer. Una vez más ¡Qué ignorante!….¡Qué soberbiamente equivocada estaba!

Hoy sé que la mayor parte de la victoria sobre una tentación ya fue librada por el Espíritu Santo, y me guió para aprender en el proceso de la victoria sobre cualquier tentación que tengo que poner la parte parte que me corresponde y que es r e s i s t i r.

En mi caso una de las mayores tentaciones a las que me enfrento es la de la comida, principalmente todo lo dulce y pecaminoso lleno de carbohidratos y azúcares, más si siempre he tenido una fuerte y marcada tendencia a lo dulce y sobre todo porque soy diabética.

Estoy aprendiendo las una y mil formas que esta tentación se presenta, desde un antojo, una tentación física, hasta lo que últimamente descubrí en los programas de cocina y en algún juego descargado en el teléfono.
Ya de los programas de cocina con la fuerza del Espíritu Santo, me han llegado a aburrir, pero una jueguito descargado en mi celular, hasta después de cierto tiempo en el que he descubierto lo mucho que me gusta, comenzaron a aparecer figuras de postres, helados, pasteles y a través de las figuras estimulan el deseo de dar una que otra mordida, o de buscar satisfacer el antojo.

Comprendí, gracias al Espíritu Santo, la sutileza de esta tentación, espero alejarme y mientras lo logre, he aprendido a reconocer en este inofensivo juego, primero el anzuelo que me hizo disfrutar el jugarlo y luego el telón se levantó para dar paso a una diversidad del menú de comidas exquisitas, y no fue un despliegue de comida de tipo salado sino que apareció mi talón de Aquiles : lo dulce.

¡GRACIAS SEÑOR!














ROMANOS 8,28

Muchas veces recurrí a citar este versículo cuando sentía que algo superaba mi capacidad de entender y específicamente cuando se acompañaba de inquietud, ansiedad, disgusto, temor…. lo repetía, más bien como si fuera algo mágico que me tomaría de la mano y me sacaría de esa situación. ¡Qué equivocada estaba!

Con el transitar del tiempo y principalmente con la guía del Espíritu Santo, que no se cansa de mí, aprendí, y sigo aprendiendo, el gran poder que este versículo nos regala, es una entrega a la voluntad de Dios, nos lleva a dejarlo ser Dios en nuestra vida, a recibir el gozo de la verdadera libertad de saber de que Él tiene el absoluto control de todo.
Es comprender cómo hasta lo malo por lo que estamos pasando, sea alguna consecuencia por nuestras irresponsabilidades o por nuestro mal proceder, Dios en su inmenso amor y en su infinita misericordia que es nueva cada día, trabaja lo pasado con lo presente y lo transforma de manera que veamos en nuestro futuro, que sólo Él conoce, el bien que sacó de algo malo.

Cuando medito, ya sin sentimientos de angustia o temor en este versículo, cuando lo repito como una hermosa alabanza, me doy cuenta que es un estilo de vida, es recibir y disfrutar de esa paz que sobrepasa todo entendimiento y que guarda nuestras mentes y nuestros corazones en Cristo Jesús.