DOMINIO PROPIO
En el libro de Proverbios 25, 28 «Como ciudad abierta y sin murallas, así es el hombre que no sabe contener sus impulsos».
No siempre tenemos la disposición, la fortaleza de mantener en buen estado esa muralla, muchas veces nos descuidamos y permitimos que alguna de las rocas que sostienen la muralla, caigan abriendo una rendija que prontamente es aprovechada por nuestros enemigos. Pero lo más hermoso de esta situación que Dios interviene en esa restauración, y así como en la época de Nehemías, al reconstruir la muralla, las antiguas piedras deterioradas, chamuscas, fuera de lugar, fueron reutilizadas para volver a formar una muralla con materiales nuevos.
Dios no descarta nada de nuestras rocas chamuscadas, en su intervención todo vuelve a ser reutilizado.
