A través de mis limitaciones y con la guía del Espíritu Santo, veo como se han convertido en parte tan importante de mi vida.
Ser consciente de hasta donde puedo llegar me lleva a levantar mis brazos, como un niño pequeño, hacia mi Padre y ser consciente de que si sigo adelante es gracias a Él.
Ser consciente de mis limitaciones me ayudan mucho a mantener la frontera territorial activa entre la humildad y la soberbia, me ayuda a ver con claridad lo que significa confiar en mi Padre con todo mi corazón y no fiarme de mi propio entendimiento; y sobre todo me permite disfrutar del hecho de entregarle el timón de mi barca y dejarme guiar hacia aguas profundas.
Talvez un ejemplo aclare un poco más lo que he querido expresar, trabajando en un call center, atendiendo llamadas en inglés, siendo mi lengua nativa el español, Dios me permitió realizar este trabajo por un período de siete años. Y cada vez que atendía una llamada pensaba que si mi dominio del idioma fuera mejor, estaría siempre en la cima, Dios me permitió estar en la cima por mucho tiempo, pese a mil limitaciones, y me di cuenta de lo que estaba haciendo era fomentar la creencia de que lo que obtenía era por mis propios méritos, ¡QUE ESTUPIDA!
Pero el Señor en su inmenso amor y en su infinita misericordia que es nueva cada día, fue permitiendo que las escamas de la soberbia cayeran de mis ojos y comprendí que hasta donde había llegado pese a mis limitaciones, era únicamente por mi Señor. Y comencé a abrazar mis limitaciones tanto como mis debilidades porque ví manifestarse la grandeza del Señor a traves de ellas. Es una bendición que no tiene comparación.
Gracias Señor por ir revelándote de acuerdo a tu manera y en tu tiempo, te suplico que me permitas estar siempre atenta a tu presencia, a tener un ¡SÍ SEÑOR! dispuesto a tu voluntad y a seguir esperando verte cada día.