Mucho se ha escrito sobre este valioso tema de la armadura de Dios, se viene escribiendo desde que san Pablo tocó por primera el tema.
Cad vez que el Señor me bendice con la oportunidad de toparme con este tema, voy descubriendo cosas nuevas, y todas se van revelando gracias a la guía del Espíritu Santo, y disfruto ver cómo el Señor tiene su especial y particular manera de tratar con nosotros de maneras muy personales.
Hoy solo deseo enfatizar en un pedacito de este tema, ya que ahondar en él, llevaría a escribir compendios que nunca podríamos dar por concluidos.
Cuando dice san Pablo «Vestíos con la armadura de Dios, para que podáis enfrentar el día malo y habiendo vencido en todo, resistid».
En muchas ocasiones después de haber logrado superar una tentación, después de haber logrado controlar un mal pensamiento o una mala acción, gracias a la ayuda del Espíritu Santo, pensaba que ya no tendría que hacer más nada, que ahí habría terminado cualquier rastro que quedara de esa situación, mucho menos esperaba algún esfuerzo que tendría que aportar de mi parte……qué gran error…..
Hoy, muchos años después, sé que después de haber vencido, tengo el deber de RESIST I R, y es lo único que el Señor me pide.
Habiendo tenido la oportunidad de practicar esto, aunque no tantas veces como quisiera, de verdad he celebrado el gozo de ver cómo satanás huyó.
Le ruego a mi Señor que me siga recordando el papel que tengo que realizar para seguir disfrutando de su presencia que habita dentro de mí
¡GRACIAS SEÑOR|