ESPIRITU SANTO
«El Espíritu Santo sí ve, sí entiende y sí le importa. No solo nos acompaña, Él intercede por mí, ora cuando yo no puedo, intercede cuando ya no tengo palabras. Está presente incluso en el silencio. El Espíritu Santo no es espectador de mi dolor, es mi intercesor. No se desconecta cuando todo va mal, se acerca aún más».