SOMETIENDONOS

Cuando medito en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, el Espíritu Santo, que no se cansa de mí, lleva mi atención al momento en que Jesús le indica a Felipe que hay que alimentar a las personas presentes, y me doy cuenta de la delicada manera en que llevó a Felipe a confesar que él no podía, lo guía sutilmente a un sometimiento de reconocer ante el Señor que solos no podemos.

Cuando sinceramente nos sometemos al Señor, cuando sinceramente reconocemos que solos no podemos, Él que ya lo sabe, se manifiesta con una solución, con una provisión que tiene preparada desde la eternidad, una provisión para cada necesidad que aún no existe.

Nos hace participar de su preciosa providencia cuando nos impulsa a presentar lo que tenemos y ver cómo es usado y transformado por Él y para disfrutar de sus propósitos personalizados para cada uno de nosotros.

Recuerdo que Moisés fue incitado a ofrecer su vara, en la multiplicación de los panes estaba un niño que puso a los pies del Señor sus panes y sus pececitos.

No despreciemos con lo que el Señor nos ha equipado, no busquemos lo que no tenemos y glorifiquemos a Dios con lo que cada día nos bendice.





















Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *