TENTACIONES HUMANAS

«No os ha sobrevenido una tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará juntamente con la tentación, la salida para que podáis soportar». 1Co. 10,13 RVR 1969

«…Ninguna tentación que no sea humana….» todas son generadas en nuestra mente, y crecen como una bola de nieve lanzada y al ir rodando hacia abajo, va incrementando su tamaño. Entonces, pienso, que en realidad los generadores de nuestras tentaciones, somos nosotros mismos, porque nacen desde nuestros malos deseos de poseer lo que no es nuestro, de probar lo que nos hace daño, de decir ese sí por primera vez a lo prohibido, te comer esa apetitosa manzana. Somos nosotros los que permitimos que esa tentación cobre vida y el diablo lo que hace es utilizarla para que nuestras acciones se dirijan hacia esa tentación.
El diablo tiene todo el tiempo del mundo, y utilizando la misma estrategia de siempre, porque le funciona, nos observa y sabe exactamente donde meter su presencia.
Dejemos de adjudicar el 100% de nuestras tentaciones al diablo, mejor pidámosle al Espíritu Santo que nos fortalezca y nos ayude de no darle oportunidad al diálogo con las tentaciones, pidámosle discernimiento para rechazar lo malo que se disfraza de bien y que nos acompañe cada día en la batalla contra las tentaciones, y poder coronar con nuestro esfuerzo la victoria de cada día, que ya fue ganada por Él.

¿Hemos sudado en la resistencia? ¿Hemos sufrido? ¿Hemos padecido? Que nuestra fuerza en el resistir se fortalezca en el recuerdo de la lucha que nuestro Señor tuvo aquella noche de «tristeza de muerte» en el huerto de Getsemaní, cuando el hecho de un posible cambio para la realización de su misión, le hizo sudar gotas de sangre.

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