En algunas epístolas de San Pablo, leo que pide que oremos para que el mensaje que él predica, logre expandirse, logre llegar a donde tiene que llegar, que puertas se abran……
No estás frente a mí San Pablo y dejaste de existir físicamente en esta tierra desde hace mucho tiempo atrás, en un momento sentí una pequeña tristeza de no estar presente ante esa petición de orar por tí. Pero ese impedimento existía por utilizar mi entendimiento humano que es muy limitado y, gracias al Señor Espíritu Santo, que no se cansa de mí, ví como tu mensaje sigue llegando a tantas partes del mundo, al igual que la palabra de Dios, es un mensaje vivo, y comprendí que en mi presente puedo seguir orando para que ese mensaje siga caminando, atravesando barreras, ideologías, geografía y todo lo que pueda ser un impedimento para que tu mensaje siga caminando.
Gracias San Pablo porque también a través de recordar tus padecimientos: hambre, sed, frío, traición, azotes, desprecio, naufragios en las profundidades del mar….puedo encontrar pilares en mi diario caminar para seguir firme, para soportar aunque sea un poquito cualquier adversidad.
¡GRACIAS AMADO DIOS! que gran regalo nos diste al haber escogido a San Pablo para hacernos llegar el mensaje del Evangelio y despertar en nosotros esa sed por Tí.