Recordando tres diferentes episodios que relatan una liberación:
– Jeremías 38, 12 cuando es rescatado con unas cuerdas.
– Pablo y Silas He. 16, 25-26 cuando encerrados en la cárcel a medianoche se pusieron a cantar himnos y a orar, fueron liberados cuando las puertas de la cárcel cedieron ante un terremoto.
– Pedo, He. 12,16, 6-10 cuando fue encarcelado por Herodes, fue liberado por un ángel atravesando barreras y guardias que obstaculizaban cualquier intento de escape.
Veo, gracias al Espíritu Santo que no se cansa de mí, como el Señor a través de su inmenso amor y de su infinita Misericordia, que es nueva cada día, nunca nos deja solos, permite que atravesemos situaciones muy difíciles y cuando somos víctimas de algún hábito que nos asfixia con sus lazos, Él siempre nos libera. Lo realiza a través de personas que envía a nuestras vidas, nos libera a través de eventos incomprensibles a nuestro entendimiento o a través de sus ángeles, fieles mensajeros.
Esperemos en ese Dios vivo, fiel y amado Padre, quien se acerca a nosotros en el momento que Él ha dispuesto para ser liberados, talvez no fue antes porque no estábamos preparados para llenarnos de la bendición de su presencia, o no hubiésemos atendido a su llamado.
Él sabe el momento siempre perfecto.
¡NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS!
