ATADURAS

Cuando comencé a acercarme más a Dios, atravesé momentos donde las ataduras de mi esclavitud a la autocrítica, a la culpa, a creer que si caía no tendría más oportunidades y tantos otros pensamientos negativos que revoloteaban jugando alegremente en mi mente, comprendí que así como Israel después de haber sido liberados de Egipto, seguían añorando la situación que los había oprimido por tanto tiempo. Y cuando viviendo cada día al amparo del Dios Altísimo no se atrevieron a conquistar la tierra prometida. porque las cadenas, aunque invisibles, seguían pesando igual.

En mi pensar decía que si sentía temor, no podía esperar que Dios hiciera algo por mí. Una vez más ¡qué equivocada estaba!

No hay nada de mi actuar que sorprenda a Dios, Él conoce cada uno de mis pensamientos, de mis acciones, nada……nada…..nada lo sorprende y cuando me salgo del camino, cuando dejo que los ruidos de mi mente me guíen por otras sendas siempre me atrae hacia Él. Como en el caso de Abraham, cuando perdió de vista la promesa de Dios, Dios siempre cumple lo que está en sus planes. Cuando fallamos, cuando atravesamos situaciones difíciles Él siempre está presente.

Cada día te suplico amado Espíritu Santo que me des la docilidad que me permita dejarme acercar a mi Padre a través de su cayado, a dirigir mis pasos al sonido de su vara.

¡MUCHAS GRCIAS MI SEÑOR!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *