Recuerdo en este momento tres menciones que el Señor nos invita a dejar atrás nuestro pasado, creo que esta invitación es a no seguir anhelando lo que pudo ser y no fue o lo que fue y no debió ser.
– Cuando saca a Lot de las ciudades de Sodoma y Gomorra y le dijo que no volviera a ver
hacia atrás.
– Cuando a través del profeta Isaías nos dice que no nos quedemos en el pasado porque el
Señor ha preparado algo nuevo.
– Cuando Jesús le responde al joven que invita a que lo siga y le dice que el que mira hacia
atrás en el arado no es digno de seguirle.
Creo que es bueno recordar nuestro pasado para ver como Dios siempre estuvo presente, siempre cuidó de nosotros y al recordar es como dedicarle una alabanza, es para fortalecer nuestra espera en Él.
Pero al lamentarnos como le sucedió a la esposa de Lot, quedamos petrificados como una estatua de sal, perdemos la oportunidad de un nuevo comienzo, de recibir a manos llenas las nuevas bendiciones, nos atamos a las culpas del pasado, a los pensamientos del pasado, a lo que hemos dejado atrás.
Ayúdanos Espíritu Santo a soltar recuerdos, sentimiento que contribuyen a incrementar los granos de sal.
