APRENDIENDO

Aunque todavía no logre comprender el enorme sacrificio de Jesús, que no solo comprende el hecho de haber entregado su vida y derramado su sangre por mí, voy aprendiendo a comprender como el mismísimo Dios, guardó su divinidad en un cuerpo humano.

Padeció cosas que no hemos experimentado, no quedó nada sin presentarse y en tres años de su ministerio padeció y murió porque viviendo en carne propia nos aseguró que no temamos, nos dió el ejemplo de que había vencido al mundo. Se hizo hombre porque tenía que morir y así derrotar a la muerte.

Pienso que las enfermedades que Dios permite experimentemos, es porque es la única manera de vivir en carne propia los respectivos achaques que nos permiten la oportunidad de unirnos, aunque sea de una manera muy leve, a sus padecimientos, de igual manera las turbulencias que experimentamos son parte de nuestro aprendizaje en la maravillosa universidad de Dios.

¡GRACIAS AMADO DIOS!

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