«La historia de Job, nos enseña que el lamento puede convertirse en danza, y que nuestra alabanza a Dios no debe depender de nuestras circunstancias. Al igual que Job podemos decir:
– Aunque venga la enfermedad, mientras viva, te alabaré.
– Aunque mis labios quieran callar, mientras viva, te alabaré.
– Aunque el desierto me quiera secar, mientras viva, te alabaré.
En su enfermedad, Job oró por sus amigos, en su escasez, Job oró por la provisión de sus amigos.
A veces en medio de nuestra escasez, dolor o angustia, Dios nos llama a servir a otros».
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