PAZ
YouVersion BIBLE APP
Cuando medito en la pasión de nuestro Señor Jesucristo y gracias a la iluminación del Espíritu Santo, que no se cansa de mí, voy comprendiendo y descubriendo nuevos pedacitos que antes pasé por alto.
Hoy me detuve en ese momento en el que el Señor Jesús alargó su agonía clavado en la cruz con el propósito de darle chance al pecado de seguir adhiriéndose a su carne. Imagino ese extra de tiempo el profundo dolor de estar colgado del madero, recibiendo esas miradas de reproche y contradicciones de gente mala y sobre todo me da mucho pesar todos los pensamientos ofensivos que recibió de nuestra parte porque no resultó el fantoche de mesías que nos habíamos auto fabricado, no reconocimos al verdadero Mesías, quien antes de terminar con el plan de entregar su vida que nos redimió con el Padre, intercedió para que nos perdonara porque no sabíamos lo que hacíamos. Y ese preciso momento me llena de tristeza y llego a comprender que en mis acciones cuando lo que veo no es lo que deseo, cuando no es lo que yo espero, veo como mis deseos bajo la perspectiva humana se imponen ante la presencia de un Mesías que intercede por mí, un Mesías que trabaja en lo oculto para mí, un Mesías cuyos planes están por encima de los míos como están lo cielos por encima de la tierra, un Mesías que me pide que suelte a lo que me aferro para recibir lo que tiene para mí.
Perdóname Señor por también estar a los pies de la cruz insultándote con mis pensamientos y muchas gracias por hacerme dar cuenta de mi ofensa.
Ayúdame y sigue guiando mis pasos.
¡GRACIAS SEÑOR!
En los momentos de incertidumbre, en los que no entendemos por lo que estamos pasando y a veces en los sufrimientos, tenemos la oportunidad de percibir a Dios teniendo el absoluto control de todo, tenemos la oportunidad de llenarnos con su acción al calmar cualquier tormenta por la que estemos atravesando.
Cuando Jesús subió a la barca en que se encontraban los apóstoles, ordenó calma a la tempestad, enseñándome a no apartar la vista de su rostro, a tener los ojos fijos en el eterno YO SOY, ya que así les recordó a los apóstoles antes de subir «no teman soy yo…»
También me enseña que va con migo en su forma humana en mi barca, y que si permite que atraviese una tormenta, es para enseñarme que va conmigo, que ya calmó esa tormenta desde la eternidad y que si me permite vivirla, es para ver como actúa ante cualquier tormenta, es un regalo para sacudir el polvo de mi fe y recibir una nueva dosis de fe. Va en mi barca y si yo voy en la barca es para llegar a la otra orilla o para recoger mi provisión de peces. Entonces si va conmigo, llegaré salva a la otra orilla y recogeré la bendición de mi pesca.
¡GRACIAS SEÑOR!
En una ocasión en la que san Pablo le pidió al Señor que lo librara de un aguijón que llevaba en su carne, la respuesta del Señor fue que con su Gracia le bastaba, porque en la debilidad se manifestaba su Grandeza. Luego san Pablo comprendió cuando afirmó que cuando era débil era cuando era fuerte pues en su debilidad se perfeccionaba el poder de Dios.
A través de padecer de diabetes, y siendo exageradamente tendenciosa a lo dulce y a caer en la glotonería, me es muy difícil mantenerme dentro de mis límites, y ante mi debilidad he caído muchas veces en la tentación de la comida. Comencé a buscar a través de la Palabra, cómo podría vencer esos momentos en los que mi voluntad fallaba, y el Señor en su inmenso amor hizo llegar lecturas y prédicas que me enseñaron que cada tentación es una oportunidad para fortalecer mi músculo del dominio propio, pero las caídas siempre se dieron y seguramente se seguirán dando. Pero hoy ante cada caída sigo buscando en la Palabra de mi Señor el armamento, las estrategias para seguir poniéndome de pié, tomada de la mano de mi Padre y lo más hermoso que en esta búsqueda, realizada gracias a mi debilidad, estoy conociendo a un Dios que no conocía, Él, en su inmenso amor se ha ido manifestando de formas tan extraordinarias, como solo Él sabe hacerlo. Y entonces vino a mi mente que a través de mi debilidad se manifiesta su grandeza, que a través de mi debilidad se perfecciona su Poder.
¡GRACIAS PADRE AMADO!
Te pido amado Señor, que me permitas darle oportunidad a cada día, porque es único en su especie, solo cuenta con veinticuatro horas y al terminar su jornada no tiene la oportunidad de volver.
Ayúdame que mi alma no se acongoje ante un futuro que sólo a Tí te pertenece y que el pasado sea para alabar tu presencia, guíame para que no me quede atrapada en el pasado, añorando otros tiempos o autocriticándome por lo que hice o no hice, que el recuerdo de mi pasado sea una oportunidad de agradecerte que estuviste ahí conmigo.
Que el recuerdo de ese pasado al traerlo a mi presente sin reproches, vea como conviertes mi llanto en alegría.
¡GRACIAS MI SEÑOR!
Pensando en vicios, viene a mi mente el vicio y tendencia al alcohol : ALCOHÓLICO, viene a mi mente los adictos al trabajo comunmente denominados con el adjetivo: WORKAHOLIC y que al buscar la traducción al español, podemos utilizar la palabra TRABAJÓLICO.
Bueno, pensando en mi tendencia a la glotonería, me dí cuenta de calzo perfectamente en el adjetivo: GLOTONÓLICO. (No creo que el término exista)
Y confiando en mi propio entendimiento, estupidéz de primera magnitud, comencé a ponerme metas como por ejemplo: dejar los dulces, postres, helados, carbohidratos……durante el período comprendido de la Cuaresma, como un ofrecimiento de mortificación por lo que Señor sufrió. Reafirmo: !que grandísima estupida¡ y hoy agrego: !que soberbia¡
¿Cómo puedo creer que puedo igualar a mi Señor? hoy sé que gozo haciendo un fuerte intento por imitarlo.
Otra solución, que según yo, disminuiría, de alguna manera, mi tendencia a la glotonería, era ponerme límites con tiempos definidos a largo plazo, por ejemplo cuando le ofrecí al Señor mi resistencia durante un mes, una semana, ya no cuarenta días, siempre fracasé en todo. Hasta que el Espíritu Santo, que no se cansa de mí, me hizo ver claramente que estaba tomando decisiones, creando planes, dejando a Dios fuera. Me hizo comprender que como un alcohólico necesito conquistar un día a la vez.
Hoy cada día espero llegar a mis oraciones de la noche, antes de acostarme y me imagino colocando ese granito de arena que es mi resistencia para clausurar la victoria del día que ya fue ganada por mi Señor y que solamente espera por mi granito de arena.
Cada día, con mi actuar, puedo decirle al Señor que confío en Él, por eso nuestra vida se desplaza en días, para vivir un dia a la vez.
¡GRACIAS SEÑOR!
«Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos cabales, sin que os falte cosa alguna». St. 1, 2-4
Resistir es un verbo, que al aprovechar la oportunidad de cada día de practicarlo, va envolviendo nuestras debilidades como un escudo protector, y esa envoltura, la imagino como cuando crece un cayo en alguna parte de nuestro cuerpo. Comienza como una ampolla que duele, que lastima, que incomoda, no importa en qué parte de nuestro cuerpo aparece o aparecen varias a la vez, constantemente nos encontramos sufriendo con esa incomodidad.
Pero ¿qué pasa con el correr del tiempo? el dolor va menguando, la presión va disminuyendo y lo que una vez fue sensiblemente delicado y doloroso se convirtió en ese cayo duro, fuerte, resistente y que habiéndonos permitido llegar al final de su desarrollo, volvemos a tener la capacidad de seguir adelante.
Aprovechemos las pruebas, aunque duelan, nos desagraden, nos hagan llorar, si resistimos con la ayuda de Dios, al final nuestra paciencia será perfecta, o lo más cercano a la perfección, lo que sí sé, es que será mucho más fuerte que cuando la prueba comenzó.
Ayúdame Padre mío a no dejar un huequito pendiente en este proceso, fortaléceme cuantas veces lo necesite, aunque de momento no clame a Ti ya sea por el dolor o vivir a la carrera o porque no se me ocurrió.
¡GRACIAS MI SEÑOR!
«No os ha sobrevenido una tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará juntamente con la tentación, la salida para que podáis soportar». 1Co. 10,13 RVR 1969
«…Ninguna tentación que no sea humana….» todas son generadas en nuestra mente, y crecen como una bola de nieve lanzada y al ir rodando hacia abajo, va incrementando su tamaño. Entonces, pienso, que en realidad los generadores de nuestras tentaciones, somos nosotros mismos, porque nacen desde nuestros malos deseos de poseer lo que no es nuestro, de probar lo que nos hace daño, de decir ese sí por primera vez a lo prohibido, te comer esa apetitosa manzana. Somos nosotros los que permitimos que esa tentación cobre vida y el diablo lo que hace es utilizarla para que nuestras acciones se dirijan hacia esa tentación.
El diablo tiene todo el tiempo del mundo, y utilizando la misma estrategia de siempre, porque le funciona, nos observa y sabe exactamente donde meter su presencia.
Dejemos de adjudicar el 100% de nuestras tentaciones al diablo, mejor pidámosle al Espíritu Santo que nos fortalezca y nos ayude de no darle oportunidad al diálogo con las tentaciones, pidámosle discernimiento para rechazar lo malo que se disfraza de bien y que nos acompañe cada día en la batalla contra las tentaciones, y poder coronar con nuestro esfuerzo la victoria de cada día, que ya fue ganada por Él.
¿Hemos sudado en la resistencia? ¿Hemos sufrido? ¿Hemos padecido? Que nuestra fuerza en el resistir se fortalezca en el recuerdo de la lucha que nuestro Señor tuvo aquella noche de «tristeza de muerte» en el huerto de Getsemaní, cuando el hecho de un posible cambio para la realización de su misión, le hizo sudar gotas de sangre.