Cuando pienso en alguna situación o condición que para mí es una limitante, sea física, mental, de incompetencia, conocimiento….cualquier forma de limitación veo, hoy, que lo que era una queja, un lamento se ha transformado en una alabanza, cuando gracias al Espíritu Santo, que no se cansa de mí, llegué a comprender que una limitación no es una pared que me impide seguir adelante, no es una viga sobre mí que no me deja avanzar, he comprendido que es una cerca para que no pierda el rumbo, el camino que Dios tiene para mí.
Me gusta mucho relacionar esta situación, como muchas otras, con mi padecimiento de diabetes, que me limita en los alimentos que he de ingerir, siendo amante de lo dulce y los carbohidratos, teniendo tendencias a la glotonería hasta caer algunas veces en la gula, me doy cuenta que esta lucha para no caer es una oportunidad para resistir y permitir que mi músculo del dominio propio se fortalezca, es dejar que alrededor de mi debilidad se forme un callo ante los antojos y los deseos. Vivo en carne propia la promesa del Señor de que trabaja todo en conjunto y de que todo obra para mi bien.
¿MUCHAS GRACIAS MI AMADO SEÑOR!
CELEBRANDO
Lo que a continuación deseo compartir, así como en otras ocasiones, es algo que leí, es algo que el Espíritu Santo puso ante mí:
«El primer milagro de Jesús, fue en una fiesta: transformar el agua en vino, en la celebración de una boda. ¿Quién hace eso? Un Dios que no solo quiere salvarte….sino enseñarte a celebrar.
Jesús, tú no viniste solo a arreglarme, sino a habitar conmigo. Hazme consciente de tu presencia en cada parte de mi día. Aun en lo cotidiano, haz milagros que solo Tú puedes hacer.»
VACIOS
Al meditar en el primer misterio de Gloria del Santísimo Rosario, gracias a la guía del Espíritu Santo, que no se cansa de mí, dirijo mi atención a un adjetivo que se repite: V A C I O
Horas antes una guardia de seguridad fue disposicionada frente a la entrada de la tumba para impedir un posible robo del cuerpo del Señor Jesús, ¿que fue de ellos?, cuando María Magdalena fue al amanecer, se encontró con una entrada sin guardia, sin vigilancia, una entrada v a c í a
Luego está la mismísima entrada: v a c í a, sin la roca que había sido colocada y sellada impidiendo el acceso o salida a la tumba.
Y en el interior, estaban los lienzos con los que el preciosísimo cuerpo del Señor había sido envuelto, el sudario que había sido colocado alrededor de su cabeza, y ¿cómo fueron encontrados? v a c í o s.
No se cuantos otros vacíos se puedan seguir remembrando, pero ¿qué prueba, se necesita seguir buscando, no para creer en la resurrección del Señor, sino para seguir negándola.
No nos cansemos buscando donde no hay y llenémonos de lo que sí hay.
SIENDO ENCONTRADA
Hay tres hermosas parábolas que cuenta Jesús, y las tres tienen un común denominador: algo está perdido.
– La oveja perdida.
– La moneda perdida.
– El hijo pródigo.
En las tres circunstancias las tres cosas fueron encontradas, fueron buscadas, fueron esperadas, no aparecieron, sino más bien fueron buscadas y encontradas.
En cada ocasión hay una búsqueda de lo que está perdido: el pastor busca su oveja, la mujer busca la moneda y el padre sale al encuentro de su hijo antes de que este encuentre el camino correcto.
Ayúdame Señor a recordar las palabras que un día me hiciste llegar a través de Moisés y que cada día me recuerdan de no temer y permanecer firme para verte actuando en mi día a día, ayúdame a no adelantarme a tus planes y esperar ser encontrada, y que por favor que en esa espera tenga la oportunidad de servirte sirviendo a mis hermanos con amor.
PUESTA A PRUEBA
Atendiendo las indicaciones de mi amado Señor Espíritu Santo, cada vez que me toca pasar por alguna prueba, dificultad, situación que no me gusta, situación que me cause dolor, angustia o ansiedad, dirijo mi mirada hacia ese reflector que el Espíritu Santo dirige a recordarme lo que en la epístola de Santiago dice «Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a toda clase de pruebas. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento» Santiago 1, 2-3
Entonces, pienso, si soporto el cansancio físico en un día de entreno, si soporto el dolor muscular que experimento al incrementar el ejercicio, si camino cuanto tenga que caminar con la molestia de utilizar el calzado inadecuado, sólo para satisfacer mi vanidad, si soporto la inclemencia de utilizar una faja con el propósito de esconder los rollos de carne y verme más presentable…… cómo, entonces, no soportar esos momentos de prueba, que lo que están haciendo es fortaleciendo mi espíritu contra la debilidad de la carne. Es cuando después haber resistido con del Espíritu Santo, puedo experimentar ese gozo de haber completado la victoria de ese día.
Ayúdame amado Señor a recordar que estás conmigo atravesando cualquier prueba y que al terminar cruzas la meta de la victoria junto a mí.
¡GRACIAS AMADO PADRE!
ABRAZANDO LAS TENTACIONES
Dejé de rechazar y de quejarme de mis tentaciones, principalmente la de la comida llegando a ofender a mi Señor cayendo en la gula, cuando gracias al Espíritu Santo, que no se cansa de mí, me enseñó cómo en esta lucha de cada día por no caer en la glotonería, va a estar presente hasta que mi Dios lo permita, voy a seguir cayendo, no sin antes presentar batalla resistiendo, hasta que mi Señor lo permita y voy a disfrutar en cada caída sabiendo que mi Dios es un Dios de oportunidades, de nuevos comienzos, que tengo la oportunidad de tomarme de su mano siempre extendida, de ponerme de pié y decirle «una vez más Señor porque Tú lo dices».
También me ayuda mucho el resistir sabiendo que la lucha para resistir es una hermosa oportunidad de fortalecer el músculo del dominio propio es una oportunidad de dejar que la debilidad de mi carne adquiera la consistencia de cayo.
¡GRACIAS AMADO PADRE!
CIRINEOS
Rechazar la ayuda que otros nos ofrecen es impedirles completar la tarea de cirineo que tienen que realizar, es impedirles recibir la bendición de haber servido al Señor al servirnos a nosotros, es bloquear la ayuda que Dios nos envía a través de otros.
Muchas veces rechazamos esa ayuda, posiblemente, por una falsa modestia o porque pensamos que si decimos sí, nos convertimos en una carga para el que nos va a ayudar.
De la misma manera está la otra parte, también nosotros somos el cirineo de alguien, podemos recibir esa bendición aleatoriamente, teniendo un «sí Señor» al momento en que se nos indica que podemos ayudar a alguien. No solo es una ayuda material, económica, es una ayuda llevando nuestra presencia, nuestra compañía, nuestros consejos y comentarios. Es atender brindando nuestra ayuda, siguiendo el ejemplo de la Santísima Virgen María que sin pensarlo dos veces corrió a prestar su ayuda a su prima Santa Isabel. Llevó su persona y llevó consigo a Jesús.
Ilumíname divino Espíritu Santo a tener la suficiente sensibilidad en mis ojos y en mis oídos para aceptar la ayuda de mis cirineos, y para ser el cirineo de alguien más.
EJERCITANDO EL PERDON
Debemos perdonar como hemos sido perdonados.
Debemos perdonar para ser perdonados.
SACANDO OJOS Y CORTANDO MANOS
Si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácatelo y tíralo lejos de tí….. y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y tírala lejos de tí…. Mt. 5, 29-30
Pienso que así como toda la enseñanza que recibimos por medio de la palabra escrita y que está viva, que es la Biblia, podemos sentir ese hilo invisible que unifica capítulos y versículos escritos por diversos personajes en diferentes tiempos.
En los versículos de este capítulo del evangelio de San Mateo, siento que es como una repetición dicha de diferente manera en un tiempo diferente, cuando Dios condenaba al anatema a todo aquello que podría corrompernos a través del pecado.
Es como una detección de un cáncer al que hay que atacar y cortar de raíz, con el propósito de evitar una propagación.
Comparo esta orden de Jesús y, de manera muy personal, el mandato de arrancarme el ojo o la mano para no caer en pecado es apartar todo el mal que puede entrar a nuestro corazón a través de la vista, la tentación que se nos presenta a través de un delicioso platillo cuando ya estamos satisfechos y que de esa manera nos incita a la gula, el ver con intenciones sexuales o de hacer daño al prójimo, el ver programas dañinos en la televisión o a través del internet, el codiciar los bienes de otros llevándonos a pecar con la mano. Es practicar un auto anatema en aquello que le abra nuestra puerta al pecado.
Espíritu Santo bendícenos incrementando en nosotros el don del discernimiento por favor para mantenernos agradando al Padre con nuestro rechazo hacia la carne, el mundo y satanás.
Mt. 5,1
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos».
Pienso que una persona pobre el carecer de tantas cosas, enfoca sus energías en buscar lo verdaderamente esencial, no se desgasta en la búsqueda de cosas superficiales que solo pueden complacer gustos o antojos superficiales que no suplen en realidad la verdadera necesidad.
También pienso que constantemente están en esa búsqueda y mientras no encuentren, siguen esperanzados de que siempre hay un mañana para reanudar su búsqueda, que siempre existe la esperanza de que pueden seguir en el proceso de la búsqueda hasta encontrar.
Por eso creo, de manera muy particular, que Jesús nos aseguró que al ser pobres de espíritu, llegaríamos a poseer el reino de los cielos. Un reino que no conocemos físicamente pero que existe, en su palabra Dios nos dice que se deja encontrar si lo buscamos de corazón.
Al ser pobres no desperdiciamos energías tras la búsqueda por satisfacción de la carne, la satisfacción de los ojos ni la vanagloria. Enfocamos nuestro ser en obedecer nuestra pobreza, esa pobreza que nos impulsa a buscar la verdad, el camino y la vida que es Jesús.