Amadísimo Padre, guíame en este día tan hermoso que has preparado desde la eternidad a que tenga momento en los que me pueda tropezar con tigo.
Se Señor que has preparado este día con tanto amor y que está lleno de tu presencia, de tu esencia, de tu propósito y de tu voluntad, se que no puedo contemplarte en la totalidad del día, si tu presencia desbordó los límites del templo de Jerusalén cuando tu Gracia descendió sobre él, imagínate lo que sucedería en mi ser que también es templo de tu Espíritu.
Me basta recibir esos pequeños tropiezos con tigo y saber que el resto del día está lleno de ti.