CAMINANDO DE LA MANO DEL SEÑOR.

Pienso en esos cuarenta años que Israel pasó por el desierto y me doy cuenta de que
cada día es una hermosa oportunidad de tropezarnos con Dios, es esa chispa que nos llena de admiración cuando de repente en un preciso instante, comprendemos porque aquella puerta se cerró o porque no se ha abierto todavía, el porqué de aquella experiencia que no entendimos y que posiblemente fue dolorosa.

Dios está presente siempre, conoce los planos de nuestra vida desde el inicio hasta la meta.

Permíteme Señor no soltarme de tu mano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *