LA ARMADURA DE DIOS

Mucho se ha escrito sobre este valioso tema de la armadura de Dios, se viene escribiendo desde que san Pablo tocó por primera el tema.
Cad vez que el Señor me bendice con la oportunidad de toparme con este tema, voy descubriendo cosas nuevas, y todas se van revelando gracias a la guía del Espíritu Santo, y disfruto ver cómo el Señor tiene su especial y particular manera de tratar con nosotros de maneras muy personales.

Hoy solo deseo enfatizar en un pedacito de este tema, ya que ahondar en él, llevaría a escribir compendios que nunca podríamos dar por concluidos.
Cuando dice san Pablo «Vestíos con la armadura de Dios, para que podáis enfrentar el día malo y habiendo vencido en todo, resistid».
En muchas ocasiones después de haber logrado superar una tentación, después de haber logrado controlar un mal pensamiento o una mala acción, gracias a la ayuda del Espíritu Santo, pensaba que ya no tendría que hacer más nada, que ahí habría terminado cualquier rastro que quedara de esa situación, mucho menos esperaba algún esfuerzo que tendría que aportar de mi parte……qué gran error…..
Hoy, muchos años después, sé que después de haber vencido, tengo el deber de RESIST I R, y es lo único que el Señor me pide.

Habiendo tenido la oportunidad de practicar esto, aunque no tantas veces como quisiera, de verdad he celebrado el gozo de ver cómo satanás huyó.

Le ruego a mi Señor que me siga recordando el papel que tengo que realizar para seguir disfrutando de su presencia que habita dentro de mí

¡GRACIAS SEÑOR|























FALSA MODESTIA

El día de ayer leí en un sermón, que tener ansiedad, no es sinónimo de no confiar en Dios, no es debilidad, ni significa que padecemos este enemigo espiritual porque está relacionada con el pecado. Jesús padeció una terrible ansiedad en aquella noche de oración en el huerto de Getsemaní, cuando al confesar su tristeza como de muerte, reconoció ante el Padre su deseo de no querer atravesar por el abandono, la traición, el dolor, el padecimiento y le suplicó en tres ocasiones al Padre que si era su Voluntad, que alejara de Él aquel trago amargo.
He aprendido este día que al reconocer cómos nos sentimos, no es un síntoma de debilidad, no es un fallo espiritual sino más bien es entregar a Dios lo que no podemos entender, y es en ese preciso momento en que dejamos que Dios se haga cargo, es aquí donde comenzamos a experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento.

Hoy estoy aprendiendo a no decir siempre que estoy bien, estoy aprendiendo a presentar ante el Padre cómo me siento, recibiendo el principio de la victoria, viendo como la ansiedad pierde fuerza al reconocer ante el Padre que no puedo más.

Es aprender que sin importar cuan grande es lo que se viene, decir «NO SE HAGA MI VOLUNTAD SINO LA TUYA».

«ESTAD QUIETOS Y SABED QUE YO SOY DIOS»

En el libro de los salmos, para ser más específica en el Salmo 46, versículo 10, Dios nos dá una indicación en la que nos dice que estemos quietos, que sepamos que Él es Dios. Lo dice en un contexto donde menciona algunos desastres naturales, de guerras y rumores de guerra.
Es una afirmación de que Él sabe por lo que cada uno de nosotros atraviesa, es una afirmación de que Él tiene el control de todo.

Es como una unión con lo que Jesús nos dice en Lc 12, 11 y en Lc 21, 14; en ambas citas el Señor nos dice de que en el momento exacto a través de su Espíritu, nos indicará que decir, nos dará la provisión de palabras de sabiduría ante las cuales ninguno de nuestros adversarios podrán contradecir. Es recordar cuando ante los ataques de Satanás que Jesús enfrentó en el desierto, estando tan vulnerable, se defendió con un ESTÁ ESCRITO, recibió en ese preciso momento lo que debía decir ante su adversario y nos dejó esta enseñanza que es un arma poderosa.

Divino Espíritu Santo, que no te cansas de mí, ayúdame a esperar la palabra oportuna que el Padre pondrá para atacar a mis adversarios: la carne, el demonio y yo misma.














UN AGUIJÓN EN LA CARNE

En la segunda carta de san Pablo a los corintos, 2Co 12,7, él comparte la experiencia cuando le pidió a Dios que alejara de él ese aguijón que llevaba en la carne, se lo pidió tres veces y el Señor le hizo ver que continuaría llevando ese aguijón y que con su Gracia le bastaba.

Siempre pensé que ese aguijón era algún malestar en su cuerpo, alguna carencia, algún padecimiento físico.
Pero gracias al Espíritu Santo, que no se cansa de mí, he comprendido que ese aguijón del cual san Pablo pidió ser liberado, es todo aquel aguijón que nos aleje del Padre, es cualquier impedimento que llegue a obstaculizar nuestra relación, nuestra dependencia con el Padre, es cualquier alimento que fortalezca nuestra soberbia, nuestro orgullo, nuestra autosuficiencia alejándonos de la hermosa dependencia hacia el Padre.

No sé si ese aguijón fue las veces en las que estuvo preso, en las que naufragó, en las que pasó hambre y escasez, en tantas situaciones a las que él se entregó para seguir disfrutando de la Gracia de Dios. Sólo sé que Dios utilizó todas estas experiencias en la vida de san Pablo para mantenerlo centrado en el poder divino y no el suyo.

Nuestras debilidades nos ayudan para que Dios las use y así mantener nuestra confianza arraigada en su actuar, en su voluntad en su proceder en su G R A C I A.

MANÁ

Confiar en Dios, es el primer paso para gustar cada día el maná que tiene preparado para nosotros desde la eternidad.
Confiar es como esa entrada que se anticipa a la delicia de ese manjar.

El maná es ese alimento material y espiritual que nos guía a buscarlo, a recibirlo cada día. El pueblo de Israel recibió como primera indicación, que no podían guardar para el día siguiente una porción de maná, éste se hecharía a perder llenándose de gusanos y así lo pudieron comprobar. No tenían que madrugar antes que otros, la porción de cada uno estaba lista, no tenían que pelear por sus porciones, Dios en su provisión repartió para cada uno.

Hoy a través de este acontecimiento y sabiendo que tenemos un Dios Omnipresente, ese Dios que siempre es, sigue bendiciéndos cada día con ese maná que Él sabe necesitamos, esa provisión que muchas veces, en nuestro afán de querer conseguir de acuerdo a nuestra voluntad, en esa búsqueda afanada, se nos pasa el día sin darnos cuenta que ya recibimos esa provisión.

No debemos depender de experiencias pasada o futuros que no conocemos, necesitamos cada renovar nuestra confianza en nuestro Padre Celestial.










LUCHANDO POR PERMANECER FIRMES EN LA ESPERA

Cuando la situación por la que atravesamos no logre ser entendida, y más bien, nos parezca humanamente imposible, evitemos la tendencia de caer en el temor y darle origen al pensamiento de que que Dios no nos escucha, o lo que es más triste, se ha olvidado de nosotros. Tratemos de permanecer firmes, como dice en su Palabra: «firmes, de pie junto a Él sobre la roca», dejándolo ser Dios en nuestras vidas y nos asombraremos de lo que nuestro Padre Celestial hará por nosotros, y de la forma en que realiza lo que le hemos confiado.

Cosecharemos a su debido tiempo, cuando Él considere que estamos listos para recibir lo que le hemos pedido, y mientras esperamos, tratemos de permanecer firmes. Dios es un Dios de oportunidades, que ama los nuevos comienzos y recibiendo su inmenso amor y su infinita misericordia que es nueva cada día, recibamos esa oportunidad de volver a comenzar en cada caída.

VER

Dios no deja un cabo suelto, nada es casualidad, no deja un espacio sin su esencia, sin su presencia.

En su «HÁGASE» todo vino a ser, todo vino a existir y todo tiene un propósito único y llega a nosotros con sello personal. Él hizo ya lo que todavía está por ser.

Ante su pregunta sobre lo que deseamos, la respuesta no es decirle cómo debe resolver ni cuando lo que le pedimos, recordando la sinceridad, la honestidad de Bartimeo, debe ser nuestra respuesta.
En su confianza absoluta, abandonó el manto que lo identificaba como ciego y ante la pregunta «¿Qué deseas?», su respuesta fue «ver».



ROMANOS 8, 28

Este día volví a escuchar un sermón del Dr. David Jeremiah sobre el capítulo 8 de la carta de San Pablo a los romanos, específicamente el versículo 28, Dios a través de su palabra nos dice que obra todas las cosas en conjunto para nuestro bien.

Dice todas las cosas, o sea, todo, lo bueno, lo malo, lo que nos disgusta, lo que no entendemos, lo que vemos, lo que no vemos…. no me alcanzarían los días para nombrar lo que envuelve la palabra T O D O.
Sin embargo me queda claro que Dios no está diciendo que todo lo malo es bueno, sino que trabaja todo para nuestro bien, lo utiliza todo, y todo tiene un propósito en su maravilloso plan.

En este sermón el Dr. Jeremiah menciona a un pastor, no recuerdo el nombre, que siempre utilizaba este versículo en sus prédicas, en sus conversaciones, en todo cuanto le fuera posible lo mencionaba, al grado que sus colegas lo habían bautizado con el apodo de «el pastor 8,28». En una ocasión que tenía que realizar un viaje, éste se vio interrumpido por un accidente que tuvo, y uno de sus colegas, en son de burla, le dijo «y ahora ¿qué piensas? que esto te va a producir ¿algún bien? A lo que el pastor confirmó repitiendo el verso que así sería.
Casi al momento se dio la noticia que el vuelo que el pastor tenía que tomar para dirigirse a su destino, había sufrido un accidente, y fue cuando comprobó una vez más la inmensa bondad y misericordia de Dios quien conoce los planos de nuestra vida, sabía cómo trabajaba todo en conjunto para nuestro bien.

Ayúdame Señor a no desesperar, a no adelantarme a tus planes y llegar tarde a ellos, ayúdame a esperar con gozo tu presencia y tu actuar en mi vida.



















SE DEJARÁ ENCONTRAR

Hoy me encuentro meditando en una parte de la biblia que dice que si de verdad buscamos al Señor con todo nuestro corazón, Él se deja encontrar.

Pienso en dos hermosos momentos:
1. Cuando los tres reyes magos seguían la estrella que les estaba indicando donde se encontraba el Rey de Reyes, por un momento perdieron de vista la estrella, no se si se turbaron o se entristecieron, no se lo que pudo pasar por sus pensamientos, lo que sé es que se llenaron de alegría cuando volvieron a divisar la estrella en ningún momento dejaron de buscar, y recibieron la dicha de conocer a Jesús.

2. Cuando el niño Jesús se pierde en Jerusalén, durante una de las veces que había acompañado a sus padres para la celebración de la Pascua en Jerusalén Lc 2, 41, cuando la Santísima Virgen María y San José se dan cuentan de que el niño no iba en la caravana de regreso, se regresan a Jerusalén y después de tres días de búsqueda, lo encuentran en el Templo Lc. 2, 46, y la Santísima Virgen le pregunta «¿Por qué has actuado así?….»
Y la respuesta del niño ante la pregunta de su madre «¿…No saben que tengo que estar donde mi Padre?» Lc 2, 49
Pienso que esta respuesta, talvez es un poco mal interpretada, muchas veces como una respuesta retadora y a veces hasta un poco insolente. Yo pienso que es una indicación muy clara, Jesús nos indica que siempre nos espera en la Casa del Padre, que por cierto es su propia Casa. Una respuesta muy honesta como las que dan los niños.











LIMITACIONES

A través de mis limitaciones y con la guía del Espíritu Santo, veo como se han convertido en parte tan importante de mi vida.
Ser consciente de hasta donde puedo llegar me lleva a levantar mis brazos, como un niño pequeño, hacia mi Padre y ser consciente de que si sigo adelante es gracias a Él.

Ser consciente de mis limitaciones me ayudan mucho a mantener la frontera territorial activa entre la humildad y la soberbia, me ayuda a ver con claridad lo que significa confiar en mi Padre con todo mi corazón y no fiarme de mi propio entendimiento; y sobre todo me permite disfrutar del hecho de entregarle el timón de mi barca y dejarme guiar hacia aguas profundas.

Talvez un ejemplo aclare un poco más lo que he querido expresar, trabajando en un call center, atendiendo llamadas en inglés, siendo mi lengua nativa el español, Dios me permitió realizar este trabajo por un período de siete años. Y cada vez que atendía una llamada pensaba que si mi dominio del idioma fuera mejor, estaría siempre en la cima, Dios me permitió estar en la cima por mucho tiempo, pese a mil limitaciones, y me di cuenta de lo que estaba haciendo era fomentar la creencia de que lo que obtenía era por mis propios méritos, ¡QUE ESTUPIDA!
Pero el Señor en su inmenso amor y en su infinita misericordia que es nueva cada día, fue permitiendo que las escamas de la soberbia cayeran de mis ojos y comprendí que hasta donde había llegado pese a mis limitaciones, era únicamente por mi Señor. Y comencé a abrazar mis limitaciones tanto como mis debilidades porque ví manifestarse la grandeza del Señor a traves de ellas. Es una bendición que no tiene comparación.

Gracias Señor por ir revelándote de acuerdo a tu manera y en tu tiempo, te suplico que me permitas estar siempre atenta a tu presencia, a tener un ¡SÍ SEÑOR! dispuesto a tu voluntad y a seguir esperando verte cada día.