POR TU LO DICES

Ultimamente me he dado cuenta, gracias a la guía del Espíritu Santo que no se cansa de mí, de que las tentaciones me han dado la oportunidad de aprender algo nuevo, de ver algo que ha estado enfrente de mis ojos y no lo veía.

En mi adicción por todo lo dulce y lo abundante en carbohidratos y siendo una persona diabética, esa lucha por resistir y huir de la tentación, es a veces una tarea extremadamente difícil y ante mi debilidad dócilmente me entrego a la complacencia de mi carne, una complacencia que me proporciona deleite por tan solo un momento.

He aprendido a encontrar paz y una razón ante algunas veces en las que no he podido resistir, y no es que en la próxima vez me entregue a la tentación con el pretexto de que algo aprenderé. Definitivamente NO, pero por ejemplo el día de ayer después de haber caído, reanudé nuevamente mi propósito de hacer un mejor esfuerzo, ofrecí como mortificación evitar cierto alimento, y al iniciar el día para desayunar, se me presentó ese alimento con la mejor disponibilidad, entonces comprendí que mi caída del día de ayer, llevaba el propósito de descubrir una vez más las astutas artimañas del diablo, porque decidida a hacer un mejor esfuerzo, vieno la tentación exacta y puntual donde adolezco, es porque lo que estoy haciendo está bien y él quiere desviarme del propósito.

Cada día es una batalla y gracias a mi Señor he comprendido que ninguna de mis acciones le sorprende, que gracias a su inmenso Amor y a su infinita Misericordia en cada caída puedo tomarme de su Mano siempre extendida, ponerme de pie y con mucha confianza decirle «una vez más Señor, porque Tú lo dices».

PACIENCIA PERFECTA

En mis lecturas de la Palabra de Dios, he encontrado en repetidas ocasiones, cómo se nos comunica, o mejor dicho, se nos instruye y guía, para fomentar, buscar y fortalecer el precioso don de la paciencia. Es un don que no tenemos ni siquiera salir a buscar, ya que es un don del Espíritu Santo con el que hemos sido bendecidos.

Nuestro aporte es buscar fomentar este don, me encanta cuando se nos impulsa a que sea una paciencia perfecta, porque obteniéndola, logramos perseverar hasta el final de alguna prueba, hasta el final de algo que hemos pedido al Padre, y es estando firmes hasta el final que vemos la maravillos respuesta con que Dios se presenta. Nos entrega esa bendición que tiene preparada desde la eternidad, porque está presente en cada día de nuestra vida, mucho antes de que el día exista. Porque conoce nuestras necesidades, nuestros deseos y anhelos, porque no ignora nuestros esfuerzos por pequeños que sean.



¡GRACIAS AMADISIMO PADRE!

VENCIENDO AL PECADO Y A LA MUERTE

Iniciando mis oraciones de cada día, al darle gracias a Jesús porque siendo Dios, guardó su divinidad en un cuerpo humano, con el propósito de venir a este mundo para entregar su vida y derramar su sangre por nuestra salvación.

Me lleno del pensamiento que siendo hombre conoció todo sentimiento humano, ha sido el único ser humano en el que todos los sentimientos se han juntado, ha sido el único humano que luchó una ardiente batalla contra una tentación que no era generada por deseos humanos como a la que todos nos enfrentamos, fue una lucha que le provocó sudar gruesas gotas de sangre, tuvo la fuerza de guardar silencio y caminar un largo trayecto con un madero en forma de cruz, con todas nuestras actas de liberación e inmensamente pesado sobre sus hombros., dándole espacio al pecado de adherirse a su carne y alargó su agonía para que el pecado terminara de adherirse en su cuerpo.

Y, cuando el último pecado se adhirió a su cuerpo con un fuerte grito, para mí, de victoria, entregó su Espíritu y su preciosa carne a la muerte, muriendo el pecado y nosotros también.

Pienso que en ese preciso momento que seguramente el cielo cantó de gloria, celebró el triunfo tanto esperado, porque el inicio del triunfo eterno de nuestro Señor había comenzado y culminó al tercer día cuando fue resucitado por el Padre.

Entonces con su muerte venció al pecado y con su resurrección venció a la muerte.

¡GRACIAS SEÑOR JESUS!

DIOS QUE TIENE EL CONTROL DE TODO

Cada día enfrentamos luchas contra tentaciones, enfrentamos una lucha para tomar decisiones enfrentamos una diversidad de luchas internas, mentales, espirituales. Pero también enfrentamos luchas físicas antes las desavenencias con algún conocido, familiar o compañero de trabajo….. a través de su Palabra, el Señor siempre nos provee de alguna parte de Él y en muchas batallas que hoy recuerdo, siempre se anticipa preparándonos para cualquier batalla, se presenta de manera personal para cada uno de nosotros y para clase de batalla, para inyectar nuestra dosis de vitamina que nos recuerda que siempre está con nosotros, para recordarnos de que no desconoce cómo y dónde estamos, nos recuerda que las batallas ya fueron ganadas por Él y que son de Él, no nuestras, que Él siempre pelea por nosotros…..

Recuerdo como cuando el rey Josafat recibió amenaza de ataque, Dios dijo a través de un profeta que no tenía nada que temer, que la guerra le pertenecía a Él y que no tendría que pelear, es más lo animó a que les hiciera frente y le aseguró que no tendría que pelear.
Cuando Ezequías era amenazado por el rey asirio Senaquerib le recordó que el ejército asirio se apoyaba en su ejército, pero que Él era el apoyo de Israel, cuando envió a Gedeón y a Moisés a sus respectivas misiones, les recordó que Él estaba con ellos…. y así, vemos como siempre está dándonos esa seguridad de que siempre está con nosotros.

¡GRACIAS AMADO SEÑOR!

PACIENCIA

«Paciencia es constancia, perseverancia, dominio propio. La paciencia nos ayuda a soportar contratiempos y dificultades con fortaleza y firmeza. Incluye una dosis de serenidad en medio de las dificultades.

La paciencia no es pasiva, es proactiva. Es fuerza concentrada y no un simple esperar estoic. Es la habilidad de mantener una buena actitud mientras esperamos, es aguardar sin perturbarnos ni llenarnos de ansiedad.

Es esperar así como el sembrador, debemos trabajar la paciencia aun cuando el día de la cosecha parece muy lejano.

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AVANZANDO

«Empezar no significa estar listo, significa decidir obedecer. La fe no es esperar sentirnos preparados, sino caminar hacia lo que Dios no habló. A veces dudaremos, otras fallaremos, pero lo importante es que seguimos avanzando».

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LLEVANDO ROCAS

En el libro de Josué en los capítulos 3 y 4 se describe el paso a través del río Jordán, siguiendo la indicación de Dios, Josué escogió a doce hombres, uno por cada tribu, para recoger doce piedras del área en donde se encontraba el Arca, mientras el pueblo pasaba, que serían utilizadas como un recuerdo cuando Dios dividió las aguas del Jordán, para que el pueblo pasara sin problema.

Nosotros también cada vez que tengamos la oportunidad de pasar ese río de incertidumbre, de temor, de avance….cuando pasemos a la otra orilla, no olvidemos de llevar nuestra roca a través de la cual estaremos conmemorando la presencia de Dios en cada situación, fortaleciéndonos en su presencia y en su espectacular manera de actuar, reforzando nuestra espera al recordar su propósito en cada momento de nuestra vida.

¡GRACIAS AMADO SEÑOR!

ENFRENTANDO LA VIDA

«Cuando el Señor es nuestra prioridad, podemos tener su alegría y fortaleza al enfrentar cualquier cosa que la vida nos traiga».

DR. CHARLES STANLEY

CORRIENDO HACIA LA META

«La revista Outside publicó un artículo sobre los mejores consejos para correr d todos los tiempos, basado en cuarenta años de artículos. Entre las sugerencias:
1. Fortalece todo el cuerpo; no te centres solo en las piernas.
2. Corre más cuestas; es bueno para las caderas.
3. Encuentra una rutina y cíñete a ella, incluso usando la misma ropa.
4. Tómate en serio los días de recuperación.

Todas esas sugerencias son válidas espiritualmente. Al correr la carrera, necesitamos entrenarnos:
1. Cuerpo, alma y espíritu.
2. No le temamos a las cuestas que tenemos por delante.
3. Establezcamos nuestras rutinas espirituales y ciñámonos a ellas.
4. Aprendamos a descansar y a recuperarnos en Jesús».

Como San Pablo comparte su carrera hacia la meta final, nuestro caminar con Dios es como una carrera, debemos estar preparados para correr y ser conscientes de cualquier desafío que pueda interferir con nuestro éxito.

Una carrera bien corrida tiene grandes recompensas. Veremos a Cristo algún día, así que no desesperemos por el hoy. Miremos con fe hacia la meta. Dios tiene nuestro futuro en sus manos seguras.

DR. DAVID JEREMIAH