Soy una persona que padece de diabetes, y antes de padecerla, pensaba y decía»si algún día me diagnostican con diabetes, seguramente me muero….» porque he sido una persona adicta al azúcar, a los carbohidratos y he comido hasta hartarme, desde que amanecía y abría mis ojos iniciaba mi día con pura azúcar hasta terminar mi día.
Hoy después de vivir alrededor de tres años y medio con este padecimiento, he aprendido como siendo una enfermedad, es una verdadera bendición.
Tengo la oportunidad cada día de ofrecer los achaques físicos y mentales que atravieso con esta enfermedad, tengo la oportunidad de ir conociendo a Dios como en realidad Él es y no como yo lo había auto fabricado, tengo la alegría de poner a su disposición los malestares y darles la utilidad de ofrecerlos por la salvación de las ánimas del purgatorio, de las almas pecadoras, de las almitas olvidadas; y aprendiendo a identificarme con mis hermanos que son presa de las fortalezas demoníacas de la glotonería y de la gula, incluyéndome también.
Estoy viviendo en mi carne lo que en una ocasión Job dijo: «nos enfrenta a lo que más tememos…», y estando en esta situación ¿qué es lo que descubro? que aquí está el Señor para darme la fuerza que necesito.
Le doy gracias cada día porque puso sus ojos en mi carne para llevar esta enfermedad y con la guía del Espíritu Santo, me considero una persona sana, que necesito llevar esta enfermedad para que mi carne sea una constante oración y alabanza para mi Señor.
En este caminar, voy recibiendo tantas revelaciones y momentos de la presencia de mi Padre que si no la padeciera, no habría tenido la oportunidad de acercarme más a Él.
Ayúdame Señor a seguir descubriéndote hasta en los momentos que no entiendo, que me afligen, que alteran la estabilidad de mi día.
Gracias mi amadísimo Señor!!!!!