Gracias Jesús porque siendo el Dios Altísimo te hiciste hombre para venir a esta tierra con el propósito de entregar tu vida y derramar tu preciosísima sangre por nuestra salvación.
Tomaste aquel madero inmensamente pesado con todas las actas de nuestra liberación y emprendiste el largo camino hacia el Gólgota, recibiendo insultos, contradicciones de gente mala y dándole oportunidad al pecado de irse adhiriendo a tu cuerpo.
Alargaste tu agonía dándole espacio al último pecado de adherirse tu cuerpo y cuando se encontró en tu humanidad, antes de entregar tu Espíritu le pediste al Padre que nos perdonara porque no sabíamos lo que hacíamos, porque no te reconocimos como nuestro Mesías y nos estregaste a tu Santísima Madre como nuestra madre y ella en su segundo si, nos aceptó siendo los causantes de su dolor y de tu pasión y muerte.
Gracias Señor porque aceptaste pasar por esto y así murió el pecado y nosotros y al tercer día de tu resurrección fuimos bendecidos con el bautismo de tu resurrección. Hoy somos criaturas nuevas en Tí.