Pienso en la epístola a los filipenses que san Pablo escribió desde su prisión en Roma, y admiro cómo su entrega al ministerio que le fue encargado por Dios, no le impidió llevarlo con excelencia.
No sé si en algún momento se preguntó de ¿por qué se encontró encarcelado tantas veces, si el Señor lo había escogido para predicar su Evangelio?…..no lo sé…..lo que sí sé es que no importó en la situación que se encontró, simple y sencillamente siguió las órdenes del Señor y estando prisionero, supo que en esa situación, en ese lugar, tenía la oportunidad de servir al Señor de acuerdo a su divina voluntad y no como posiblemente san Pablo pudo desear hacerlo.
Para mí es un gran aprendizaje, saber que no necesito estar donde pienso que es el mejor lugar, o encontrarme en el mejor tiempo, según mis criterios personales, lo importante es mi SÍ SEÑOR, y ofrecerme para ser instrumento a través del cual fluya la bendición para nuestros hermanos.
MUCHAS GRACIAS SAN PABLO
