LA ETERNA PRESENCIA DE DIOS

En esos momentos vulnerables de nuestro día a día, recordar en la eterna presencia de Dios, lo que conocemos como uno de sus atributos, OMNIPRESENCIA, se convierte en un pilar de fortaleza y confirmación de su fidelidad. A recordar que siempre esta con nosotros, que no nos abandona ni nos deja.
Hoy puedo recordar tres hermosos aspectos como cuando acompañó a Israel en su travesía por el desierto, mostrándose en forma de nube durante el día y de columna de fuego durante la travesía nocturna. Luego recuerdo en los eventos milagrosos en la multiplicación de los panes, después de entregarnos a cada uno una provisión preparada desde la eternidad, nos pidió que recogiéramos las sobras para que no se desperdiciaran y así pudimos llenar varios canastos con esas sobras incluyendo el canastito de nuestro corazón.
Y cuando la aflicción vuelve a abrazar nuestra alma, cuando ante la adversidad nos vuelve a apretar el corazón Jesús nos hacer recordar en los dos eventos los canastos que llenamos con las sobras que nos pidió que recogiéramos.
Esas sobras son un pedacito de El para cada situación de nuestro día, hay una provisión eterna hasta para la necesidad que aun no existe.
Me hace recordar cuando nos dice que su Providencia la que ha abierto un camino en el mar y trazado rutas seguras por entre las olas, para enseñarnos que El cuida de nosotros aunque no sepamos navegar. Dios tiene el absoluto control de todo y esta siempre presente.
Nuestro Padre se manifiesta siempre de tantas formas

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