LA RECOMPENSA DEL DIEZMO

Muchas veces, por no decir, siempre, escucho el consejo de diezmar y la seguridad de ver mis provisiones físicas y materiales incrementadas.

No estando segura de hacer caso a este consejo, y creo que por falta de fe, por falta de confiar en mi Padre de que me permitiría disfrutar de ese beneficio, no me atreví a intentarlo, hasta que un día sin darme cuenta, tuve la oportunidad de brindarle mi ayuda económica a cierta persona.

Se me presentó la oportunidad y sin pensarlo dos veces y logré hacerlo yendo un poco más lejos de la milla esperada, y por un instante en mi vida, el inmenso gozo que me embargó, llenó todo mi ser, fue un gozo tan exuberante que se desbordó a través de los poros de mi cuerpo. Fue una experiencia que me dejó esperando la siguiente oportunidad de repetir la misma acción o alguna similar.

Fue entonces cuando comprendí que los cielos se habían abierto para llenar mi corazón de bendición, de un sentimiento tan indescriptiblemente inmenso y comprendí como había recibido la recompensa por mi diezmo.

Aprendí a buscar la oportunidad de servir al Señor no solo a través de cumplir con un diez por ciento de mis ingresos económicos, aprendí a entregar lo que el pone en mi corazón y a hacerlo a su manera y no a la mía.















Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *