Gracias Señor por el ejemplo de tu presencia ante Pilatos, gracias al Espíritu Santo, que no se cansa de mí, guió mi atención a la pregunta que Pilatos de manera muy directa te hizo: «Y ¿cuál es la verdad?», en su ceguera, en su desconocimiento le hizo esa pregunta a la Verdad que estaba justamente enfrente de Él.
Sé que muchas veces he actuado de la misma manera, cuando me permito confiar en mi propio entendimiento, en mi propia prudencia, dejando que la estúpida soberbia intervenga.
Gracias por este ejemplo Señor y ayúdame a reconocer la VERDAD, cada vez que estés enfrente.
¡GRACIAS SEÑOR !