Seguido medito en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, un milagro que se repitió en dos ocasiones.
Me encanta saber que cuando Jesús estuvo presente en este mundo, me vió aun cuando ninguno de mis días existía, y ahora que existen Él sigue presente. A través del milagro de la multiplicación de los panes y los peces, recuerdo la primera vez que leí, cuando después del milagro, Jesús se da cuenta de la preocupación de los apóstoles por la falta de pan, recuerdo como se detiene y los reprende haciéndoles recordar las dos veces en que se dió el milagro, de cuantos quedaron satisfechos y de las sobras que les pidió que recogieran para que no se desperdiciaran.
Y al final de la reprenda, dijo algo que se grabó en mi corazón, «y aún no entienden…» ese y aún no entienden me hace darme cuenta de que Jesús proveyó en ese momento el alimento espiritual con su prédica y también el alimento físico con una provisión de pan y peces inagotable. Ayudó a Felipe a confesar que no sabía que hacer cuando lo impulsó a que dieran de comer a aquella gran multitud, y le mostró que Él sí sabía lo que haría, lo sabía desde la eternidad y entregó una provisión que tenía preparada desde la eternidad y que existía mucho antes de que la necesidad existiera.
En ese «y aún no entienden….» gracias al Espíritu Santo, que no se cansa de mí, voy entendiendo un poquito más cada vez, sé que tengo la oportunidad de confesar cuando no sé que hacer, sometiéndome de esta manera a mi Señor, abro la puerta para que Él me muestre que Él sí sabe y que ya lo hizo. Entiendo que aunque no vea la provisión, la provisión ya existe, que cuando me dice que guarde las sobras para que no se desperdicien, es para que no se desperdicien en el olvido, entiendo que cada pedacito de sobra, es una provisión para cada necesidad, aunque ésta todavía no exista. Entiendo que aunque no vea la provisión, ésta se hará presente en el momento preciso.
¡GRACIAS SEÑOR! porque cuando mis días aún no existían, tu me viste, me invitaste a sentarme sobre pasto verde y llegas hasta donde estoy con mi provisión. Y hoy que mis día existen, sigo recibiendo la provisión que preparaste desde la eternidad.
