NACER DE NUEVO

«De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de los cielos». Jn 3,3

Al nacer de nuevo y dejando atrás todo lo que nos ata a las satisfacciones momentáneas de nuestras pasiones, cortando los vínculos que nos atan a la carne, es cuando comenzamos una lucha diaria entre nuestro espíritu y la carne.

Naciendo de nuevo y apoyados en el Espíritu Santo, porque solos no podemos enfrentar esta batalla de todos los día, comenzamos a detestar todo aquello que en un tiempo hicimos sin sentir el más mínimo remordimiento, actuábamos de la manera más normal…..pero ahora, al nacer de nuevo logramos ver esa sutil separación entre el bien y el mal, nos alistamos cada día con la artillería espiritual con la que el Señor nos va fortaleciendo, nos ponemos la armadura de Dios para enfrentar y resistir el día malo.

No habiendo nacido de nuevo no podemos anhelar ese otro camino, el camino verdadero, que carnalmente no podemos ver y mucho menos anhelar.

Acompáñame Señor Espíritu Santo es esta batalla diaria entre el espíritu y la carne.

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