En la primera carta de Samuel, 1 Sam 15, 22 el Señor nos enseña que el obedecerle es más valioso que cualquier sacrificio, lo que nos enseña que Él está interesado en que estemos dispuestos a entregarnos a su voluntad, aún cuando esto implica renunciar a deseos personales.
También pienso, de manera muy personal, que muchas veces pensamos que a través de nuestras acciones pensamos que podemos mejorar la voluntad de Dios, Saúl decidió, además de no acabar con todos los amalecitas, como el Señor lo había ordenado, decidió usar el ganado para ofrecerlo en sacrificio al Señor. Muchas veces nuestra soberbia, nos hace pensar que podemos ser consejeros en lo planes del Señor y sin consultarle decidimos actuar, y lamentablemente tratamos de agradarle con algo que ni siquiera es nuestro, como el ganado que Saúl quiso ofrecer que le había pertenecido a otro pueblo.
Nuestra ofrenda al Señor debe de ser personal, por eso en su inmenso amor y su infinita misericordia nos da la oportunidad de a través de nuestra obediencia podamos mantener de ofrendarle de manera personal.