SIEMPRE ALEGRES

¨Estén siempre alegres, lo repito, estén siempre alegres. Que todo el mundo los conozca por su bondad. El Señor está cerca, que nada los angustie, al contrario en toda situación presenten sus peticiones a Dios orando, suplicando y dando gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús¨. Fl 4, 4-7

Hoy en día las preocupaciones y tribulaciones que siempre desde todos los tiempos han existido, han tomado dimensiones increíblemente fuertes, vienen multiplicadas como dice la famosa afirmación de más barato por docena.
En el momento en que san Pablo escribe este bello consejo en la carta a los filipenses, lo hace desde la prisión en que se encontraba y en una época donde también las tribulaciones de la vida estaban a la orden del día.
San Pablo nos fortalece a atacar cualquier tribulación con alegría, no por lo que estamos atravesando sino por lo que tenemos y por lo que está por venir. Nos recuerda que Dios está siempre cerca, que conoce nuestras necesidades, conoce lo que aflige nuestra alma y aprieta nuestro corazón. Nos aconseja a presentar nuestras peticiones en toda ocasión….en toda….. ante el Señor, nos invita que lo hagamos en la oración y a dar gracias por que esa necesidad que nos acerca más al Señor, a dar gracias por la bendición que recibiremos y por la manera espectacular en que Él se manifiesta.
Cuando la inteligencia, cuando el propio entendimiento ya no nos muestren falsas puertas que nos llevan a salidas largas y complicadas, al entregarnos al Señor el corazón se inflama de una paz inexplicable que viene después de rendirnos a Él y confiar en sus propósitos y planes que están por encima de los nuestros como lo están los cielos de la tierra.

AVECES DUDAMOS

´DICHOSO EL QUE NO SE SIENTE DEFRAUDADO POR MI´. Mt 11,6

Esta frase es pronunciada por Jesús cuando unos enviados de san Juan Bautista, fueron a preguntarle si era Él el Mesías. Entonces Jesús después de realizar algunos milagros enfrente de ellos, les dice ¨dichoso el que no se siente defraudado por mi¨.
El Señor habló y habla no solo a través de palabra audible, sino también a través de su actuar, de su ejemplo.
Aunque las cosas tomen un giro inesperado en nuestra vida, Dios está siempre aquí, ahora, dándonos la oportunidad de crecer y conocerlo un poco más en la prueba, en la duda, en la incertidumbre. También ha actuado en nuestras vidas, y lo sigue haciendo a su manera y en su tiempo.
Dios siempre se manifiesta en nuestras vidas, en la enfermedad, en la provisión y a pesar de su eterna presencia, llegamos a escandalizarnos del actuar del Señor cuando demora en su respuesta, y más si es completamente diferente a lo que esperamos. Se nos olvida que es el Dios Altísimo que tiene el absoluto control de todo, que nada se mueve sin que Él lo permita, que trabaja todo en conjunto para nuestro bien. Es el Dios dueño de la tierra y todo cuanto contiene, el dueño del universo y los que en él habitamos.
Cuando aconsejamos a nuestros hermanos que confíen, que esperen, que tengan paciencia, a veces solo es un consuelo del diente al labio, no procede de nuestro corazón, es tratar de quedar bien con la persona porque cuando nos toca a nosotros comenzamos a cuestionar a Dios.
Venzamos con la ayuda del Espíritu Santo esos momentos de duda, es un trabajo de todos los días y el ganar confianza en Dios es un pasito cada día.
Él es el Señor, no sigamos buscando ni esperando en el mesías auto fabricado. Esperemos en esos misteriosos caminos que Él tiene de manera personal para cada uno de nosotros y dejémonos sorprender por el mismísimo Creador y Dueño del universo.

UNO DE LOS ¨LEVÁNTATE

¨Entre tanto, le dijo Dios a Jacob: levántate y sube a Betel, y haz asiento allí y erige un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de tu hermano Esaú¨. Gn 35,1
Los hijos de Jacob, realizaron un terrible acto de venganza cuando su hermana, Dina, fue raptada por el hijo del rey de otra tribu. Utilizando engaños actuaron de manera muy equivocada para la ejecución de su venganza. Gn 35.
Al enterarse Jacob, se llenó de temor ya que la otra tribu además de haber sido engañados, los superaba en número.
Entonces, Dios habló a Jacob y lo primero que le dijo fue l e v á n t a t e, o sea ya estuvo de lamentos, ya no llores más. Cuando nos sumergimos en el lamento, damos lugar al espíritu maligno de la autocompasión quien se esmera en no dejarnos salir de la situación en que nos encontramos.
Por eso al levantarnos, tenemos la dicha de dirigir la mirada a nuestro Padre, a enfocarnos en Él y no en nuestros problemas.
Cuando le indica que levante un altar como lo hizo cuando lo libró de su hermano, estaba recordándole a Jacob, que es un Dios de lo imposible, que lo rescató una vez y que lo seguiría haciendo. Que recordara su Omnisciencia, su Omnipotencia, su Omnipresencia, su fidelidad.
Confiemos en el Señor, no pensemos que si ya nos ayudó una vez ahí se nos acabó la oportunidad. No tenemos un Dios que nos favorece a cambio de ¨mastermillas¨ con fechas de caducidad, no espera que acumulemos puntos para ser canjeados. Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, nos ama por lo que somos: sus hijos muy queridos.
Levantémonos, ya no huyamos si ya se hizo presente en otras ocasiones igual seguirá haciéndolo.

BRILLANDO EN EL SEÑOR

¨Moisés bajó de la montaña del Sinaí con las dos tablas de la ley en su mano. Moisés no sabía, al bajar de la montaña, que su rostro irradiaba luminosidad por haber hablado con el Señor¨. Ex 34,29

Cuando nos acercamos a Dios para pedirle ayuda, la forma en que comenzamos la larga lista de nuestros requisitos, lo hacemos como si nos acercáramos a la ventanilla del autoservicio de algún restaurante de comida rápida. Esperamos que Dios tome la orden, sin tener que repetir y de la misma manera esperamos la entrega del servicio rápido.
Muchas veces nos acercamos por un instante, en el momento de la necesidad.
Cuando Moisés subió a la montaña, estuvo un buen rato de su tiempo con el Señor, hubo conversación, seguramente tubo la oportunidad de dar sus puntos de vista o sugerencias, habló, escuchó y volvió a opinar, posiblemente pudo haber sido de alguna manera similar este acontecimiento.
Cuando somos nosotros los únicos que hablamos, no niego que logramos experimentar una mini partícula de un leve asomo de tranquilidad, no paz, sino tranquilidad porque lo que acabamos de hacer es terapia de catarsis con nosotros mismos. Pero la intranquilidad vuelve una y otra vez, es como tomar aquella pastilla que solo alivia el dolor pero no nos sana, hasta que no tomamos el medicamento correcto.
Compartamos más tiempo con el Señor, no solo en la petición, Él nos espera siempre 24/7, dejemos que el brillo del Señor, brille sobre nuestra enfermedad, sobre nuestra escasez, sobre la falta de trabajo, en la soledad, en la depresión…..busquemos todas las partes que necesitan ser engalardonadas con el brillo del Señor y pasando tiempo con Él sabremos como depositarlas a sus pies.

SIENDO AGUILAS

¨Los que en Él confían, recuperan fuerzas, remontan el vuelo como las águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse¨. Is 40, 31

El águila es considerada como la reina de las aves, majestuosa por excelencia. Ningún otro pájaro alcanza las alturas por las que esta hermosa creación de Dios, se desplaza y su vista no pierde el objetivo de su presa.
Cuando confiamos en Dios, cuando esperamos en Él, cuando no desviamos la vista de su eterna presencia, nos fortalecemos en la espera y llegamos a comprender y a experimentar que absolutamente todo lo que viene de Él es siempre lo mejor.
Este versículo nos asegura que volaremos como un águila, cuando las preocupaciones, los ataques del enemigo, cuando nuestro corazón se aprieta ante la necesidad, la falta de empleo, problemas familiares, escases económica todo lo que de manera personal nos encadena al conflicto, no perdamos de vista el objetivo de la presencia de Dios.
Cuando nos desesperemos porque no podemos ver la solución, la salida, es porque estamos viendo a nivel del suelo, es porque confiamos en nuestra autosuficiencia, es porque escuchamos consejos de voces equivocadas.
Si antes de tomar alguna decisión, de emprender alguna actividad, lo llevamos a los pies de nuestro Padre y esperamos, veremos desplegar las alas de nuestra confianza e iniciaremos ese majestuoso vuelo como las águilas.
Es con la guía del Espíritu Santo, quien intercede por nosotros ante el Padre, que recibimos esa fuerza desconocida que nos impulsa hacia adelante sin cansarnos.

NO HAY PUERTA QUE SE RESISTA

¨Yo iré delante de ti, y aplanaré las pendientes, destrozaré las puertas de bronce y romperé las trancas de hierro¨. Is 45, 2.

Con la ayuda del Espíritu Santo podemos meditar en este versículo haciendo nuestra la Palabra de Dios dirigida.
Dios le habla a un rey pagano, igualmente pudo haber sido a un soldado, a un joven, a un padre de familia, a un recaudador de impuestos, sin buscar un sabio entendido o un calificado académico. Dios dirige cada día su palabra a gente común, a pecadores como todos nosotros, nos asegura que irá delante de nosotros. ¿Cómo no celebrar victoria en cada situación, sea cual sea el resultado inmediato, si Dios nos dice que irá delante de nosotros? Es luz en nuestro camino, guía nuestros pasos, dirige el camino, y es más su promesa va más allá cuando nos confirma que cuidará de nosotros, abriendo lo que se tenga que abrir, ya sean puertas de bronce o un camino por entre las olas.
Sigamos adelante, el mismísimo Dios dueño y creador del universo y nuestro amado Padre ilumina el camino, cuida que no tropecemos y abre puertas de oportunidades, rompe trancas de hierro que nos mantienen prisioneros en la enfermedad, en relaciones indebidas, en vicios, las trancas que nos impiden seguir prosperando, el impedimento de encontrar trabajo…….
Busquemos que puerta es demasiado pesada, busquemos que tranca nos impide seguir adelante y sometamos los anhelos y deseos más profundos de nuestro corazón al Padre y que se haga de a cuerdo a su voluntad y no a la nuestra, que se haga de acuerdo a su manera y en su tiempo.

EN MI BARCA

Mc 4, 35-45


Muchas veces cuando la oscuridad de los problemas se apoderan de nuestro ser, cuando la ansiedad y la angustia se pasean a través de nuestros huesos, aparece el hermano mayor: el miedo, haciéndonos ver fantasmas donde no los hay y cosas que no se pueden ver toman forma ante nuestros ojos.
Recuerdo el pasaje que narra cuando en la tormenta los discípulos confundieron al Señor con un fantasma o cuando Pedro se asustó al ver el viento enfurecido. Nunca he visto el viento, creo que su propiedad de invisibilidad lo va a ocultar siempre.
He aprendido y sigo aprendiendo que no es malo tener miedo, los discípulos tan cercanos al Señor sintieron varias veces miedo, aun teniéndolo en la misma barca.
Dios no enseña que ante la tormenta solo tenemos que tener la mirada fija en su rostro, en el rostro del eterno YO SOY, nos enseña que va sentado a nuestro lado en la barca permitiéndonos gozarnos de su compañía listo para increpar a la tormenta de la cual ya se hizo cargo desde la eternidad.
Entonces me pregunté un día el porqué las tormentas y gracias al Espíritu Santo comprendí que son una hermosa oportunidad de verlo en acción. El ya se hizo cargo de todas y cada una de nuestras tormentas desde la eternidad pero nos da la oportunidad de verlo en acción, de ver que somos, creemos y servimos a un Dios vivo y verdadero, siempre presente. Es una oportunidad de sacudir el polvo de nuestra fe, es esa inyección de super vitamina para nuestra fe.
Es tan especial nuestro Padre que hasta las tormentas han sido permitidas de manera personal, para cada uno de nosotros, y todas llevan su esencia, su voluntad su propósito.
Sepamos que la siguiente tormenta ya descansa en paz gracias a Jesús que va en nuestra barca.

PACIENCIA EN LA ESPERA

¨Pacientemente esperé en el Señor; Él se inclinó hacia mí y me escuchó, me sacó de la fosa fatal, de barro del pantano.
Afianzó mis pies sobre roca y le dio firmeza a mis pasos¨ Sl. 40, 1-3

En momentos de sufrimiento causados por los problemas de salud, económicos, familiares, relaciones equivocadas, ataduras a vicios….nos hundimos cada vez más en el temor, en la desesperanza, nuestros pies buscan en vano una porción sólida en el pantano que nos encontramos.
El rey David compone este salmos cuando atraviesa por una de tantas situaciones difíciles por las que le toco caminar.
En su momento de desesperación Dios pone estas palabras en su corazón y gracias a un momento inentendible para él en ese momento, origina un grito de auxilio y de dolor, una súplica que ha permanecido viva y que cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de clamar al Señor a través de esas palabras.
Lo primero que él dice es que pacientemente esperó en el Señor, o sea tenía la certeza de que sería escuchado y atendido. Los problemas no tienen botón de apagado, no son resueltos de manera inmediata ni mucho menos con nuestros propios esfuerzos. Esperar en el Señor es seguir de pie, creyendo contra toda corriente aunque no divisemos una salida.
No nos cansemos de creer, de esperar, los tiempos y las maneras del Señor son perfectas. En el transcurso de la espera y a través de nuestra oración veremos como el Señor se inclina también a nosotros y cuando menos lo esperemos ni la manera que imaginamos, seremos rescatados del pantano, y no solo seremos sacados sino seremos colocados sobre roca y nuestros pasos serán fortalecidos. El Señor no hace las cosas a medias.
Pensemos en este momento ¿porqué sentimos desesperanza? ¿en qué pantano nos encontramos? Todos experimentamos esa sensación de querer salir del lodo pero sólo tenemos que esperar pacientemente un poco más y veremos nuestros pies ser fortalecidos sobre la roca fieme.

ESCOGIENDO

Cuando el Señor Jesús visita el poblado de Gerasa, llegó para liberar al endemoniado torturado constantemente por demonios. Mt. 8, 28-34.
El Señor no ignora por cada situación por la que estamos atravesando, llega hasta donde estamos y nos enseña que conocía cada batalla y que ya la libró por nosotros y al acercarse en esos momentos tan cruciales en nuestra vida es para hacernos entrega física de lo que El ya se hizo cargo mucho antes de que el conflicto existiera.
No escojamos las ataduras de la carne a la presencia viva del Señor en nuestra vida, no permitamos que la rutina del pecado sea un muro que nos impida recibir lo que el Señor tiene para nosotros.
Es muy difícil desear ser libres de cualquier pasión desenfrenada, de una tendencia al alcohol, a la droga, al sexo, a la glotonería, a la avaricia …. pero es bueno comenzar reconociendo que solos no podemos en esta lucha y que si estamos agotados de tratar y fracasar es porque lo hemos hecho sin el Señor.
Cuando el pecado es costumbre y parte de nuestra vida, la sola presencia de Cristo nos perturba, ni lo buscamos y hasta lo rechazamos.
No escojamos a los cerdos, permitamos que el viaje que ha realizado hasta donde estamos sea recibido en nuestros corazones y el inicio de una nueva vida para nosotros.

PROVISION

En un pasaje del Nuevo Testamento, específicamente después de la segunda multiplicación de los panes, Mc. 8, 17-21, el Señor Jesús reprende a sus apóstoles cuando los escucha afanados discutiendo porque no habían llevado pan. Les hace recordar las dos ocasiones en las que multiplicó los panes y los peces, en las sobras que pidió se recogieran para que no se desperdiciaran y las canastas que se llenaron.
Cuando le dice a Felipe que hay que alimentar a la gente, en una de las multiplicaciones, lo ayuda a enfrentar y a decirle que no sabe que puede hacer, y es en ese momento en que El le muestra que sí sabe lo que hará, que lo sabe desde la eternidad, es más, ya lo hizo desde la eternidad y es así como hace llegar a cada persona una provisión que existe mucho antes de que la necesidad exista.
Cuantas veces el Señor ha actuado en nuestra vida sorprendiéndonos la forma como nos ha guiado para movernos en situaciones difíciles o cuando la provisión económica ha llegado de maneras inesperadas. Recibiendo su presencia ante diversas situaciones, nos olvidamos que El no es un Dios de un momento y que luego nos abandona. Es un Padre amoroso, es nuestro Padre que conoce anticipadamente nuestras necesidades y las ha cubierto mucho antes de que existan.
Nos reprende haciéndonos recordar las dos ocasiones y las sobras que se recogieron y los canastos que se llenaron.
En nuestro afán nos olvidamos de ese preciso evento, de las sobras recogidas y los canastos llenos.
Cada sobra en un pedacito vivo de El, un pedacito para cada momento de nuestro día, una provisión guardada en el canasto de nuestro corazón para cada necesidad que aún no existe y que fue cubierta.
Al sentirnos agobiados por los diversos afanes solo recordemos cuando nos dice ¨…y aun no entienden…¨ Que el Espíritu Santo nos siga guiando en ese recuerdo para no olvidar que llevamos la provisión hasta para aquella necesidad que no existe todavía.