POR TU LO DICES

Ultimamente me he dado cuenta, gracias a la guía del Espíritu Santo que no se cansa de mí, de que las tentaciones me han dado la oportunidad de aprender algo nuevo, de ver algo que ha estado enfrente de mis ojos y no lo veía.

En mi adicción por todo lo dulce y lo abundante en carbohidratos y siendo una persona diabética, esa lucha por resistir y huir de la tentación, es a veces una tarea extremadamente difícil y ante mi debilidad dócilmente me entrego a la complacencia de mi carne, una complacencia que me proporciona deleite por tan solo un momento.

He aprendido a encontrar paz y una razón ante algunas veces en las que no he podido resistir, y no es que en la próxima vez me entregue a la tentación con el pretexto de que algo aprenderé. Definitivamente NO, pero por ejemplo el día de ayer después de haber caído, reanudé nuevamente mi propósito de hacer un mejor esfuerzo, ofrecí como mortificación evitar cierto alimento, y al iniciar el día para desayunar, se me presentó ese alimento con la mejor disponibilidad, entonces comprendí que mi caída del día de ayer, llevaba el propósito de descubrir una vez más las astutas artimañas del diablo, porque decidida a hacer un mejor esfuerzo, vieno la tentación exacta y puntual donde adolezco, es porque lo que estoy haciendo está bien y él quiere desviarme del propósito.

Cada día es una batalla y gracias a mi Señor he comprendido que ninguna de mis acciones le sorprende, que gracias a su inmenso Amor y a su infinita Misericordia en cada caída puedo tomarme de su Mano siempre extendida, ponerme de pie y con mucha confianza decirle «una vez más Señor, porque Tú lo dices».

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