RESISTIENDO PARA PERFECCIONAR MI PACIENCIA

«Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos cabales, sin que os falte cosa alguna». St. 1, 2-4

Resistir es un verbo, que al aprovechar la oportunidad de cada día de practicarlo, va envolviendo nuestras debilidades como un escudo protector, y esa envoltura, la imagino como cuando crece un cayo en alguna parte de nuestro cuerpo. Comienza como una ampolla que duele, que lastima, que incomoda, no importa en qué parte de nuestro cuerpo aparece o aparecen varias a la vez, constantemente nos encontramos sufriendo con esa incomodidad.

Pero ¿qué pasa con el correr del tiempo? el dolor va menguando, la presión va disminuyendo y lo que una vez fue sensiblemente delicado y doloroso se convirtió en ese cayo duro, fuerte, resistente y que habiéndonos permitido llegar al final de su desarrollo, volvemos a tener la capacidad de seguir adelante.

Aprovechemos las pruebas, aunque duelan, nos desagraden, nos hagan llorar, si resistimos con la ayuda de Dios, al final nuestra paciencia será perfecta, o lo más cercano a la perfección, lo que sí sé, es que será mucho más fuerte que cuando la prueba comenzó.

Ayúdame Padre mío a no dejar un huequito pendiente en este proceso, fortaléceme cuantas veces lo necesite, aunque de momento no clame a Ti ya sea por el dolor o vivir a la carrera o porque no se me ocurrió.

¡GRACIAS MI SEÑOR!

















Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *