«Hay una experiencia en la que no solo creemos que Él está cerca, sino que percibimos su presencia con el instinto del corazón. Se convierte en una realidad viva y luminosa; se sienta junto a nuestro hogar, camina a nuestro lado por las calles concurridas, navega con nosotros por el lago tempestuoso, se para junto a las tumbas que albergan a nuestros muertos, comparte nuestras cruces y nuestras cargas…entonces el creyente se apoya firmemente en el Señor siempre presente».
FB MEYER.