UN FALSO MESIAS

Cuando medito en la pasión de nuestro Señor Jesucristo y gracias a la iluminación del Espíritu Santo, que no se cansa de mí, voy comprendiendo y descubriendo nuevos pedacitos que antes pasé por alto.

Hoy me detuve en ese momento en el que el Señor Jesús alargó su agonía clavado en la cruz con el propósito de darle chance al pecado de seguir adhiriéndose a su carne. Imagino ese extra de tiempo el profundo dolor de estar colgado del madero, recibiendo esas miradas de reproche y contradicciones de gente mala y sobre todo me da mucho pesar todos los pensamientos ofensivos que recibió de nuestra parte porque no resultó el fantoche de mesías que nos habíamos auto fabricado, no reconocimos al verdadero Mesías, quien antes de terminar con el plan de entregar su vida que nos redimió con el Padre, intercedió para que nos perdonara porque no sabíamos lo que hacíamos. Y ese preciso momento me llena de tristeza y llego a comprender que en mis acciones cuando lo que veo no es lo que deseo, cuando no es lo que yo espero, veo como mis deseos bajo la perspectiva humana se imponen ante la presencia de un Mesías que intercede por mí, un Mesías que trabaja en lo oculto para mí, un Mesías cuyos planes están por encima de los míos como están lo cielos por encima de la tierra, un Mesías que me pide que suelte a lo que me aferro para recibir lo que tiene para mí.
Perdóname Señor por también estar a los pies de la cruz insultándote con mis pensamientos y muchas gracias por hacerme dar cuenta de mi ofensa.

Ayúdame y sigue guiando mis pasos.

¡GRACIAS SEÑOR!












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